El ser humano suele tener que elegir entre salir de fiesta un viernes noche o elegir el sofá, la manta y la televisión. Aquellos que eligieron la segunda opción, y pusieron el partido de San Mamés, acertaron de pleno.
El Athletic y el Celta regalaron un partido de tú a tú, sin pensar en la defensa y dejándose algo más que el alma. El impulso de unos, la necesidad de otros, obligaron a los 2 equipos a lanzarse de cabeza a la portería rival.
Acostumbra el Athletic a salir sin miramientos en San Mamés. Y lo hizo una vez más. Una y otra vez, encimó la portería de Guaita con los hermanos Williams. Nico por la izquierda, Iñaki por la derecha. Ambos llevaron el peligro rojiblanco, mientras Kevin Vázquez y Manu Sánchez intentaban perseguir sus sombras.
El arte de los espacios
El control del balón y la posesión eran del Athletic. La verticalidad, de un Celta que vivió en su campo para salir con espacios con Bamba, Larsen y Aspas. El primero y el tercer a la carrera. El segundo, para rematar.
En una de esas acciones, Iago Aspas por fin pudo descorchar el champagne. En un balón sin aparente peligro, en un pase en largo, ganó a Paredes el balón y marcó por el único hueco que no pudo tapar Unai Simón. Puso fin a 23 jornadas sin celebrar un gol. Puso fin a una agonía interminable.
Pero el Athletic no es equipo de rendirse. Siguió buscando los espacios ante el repliegue celeste y los acabó de encontrar en una jugada que reclamó el Celta. Nico Williams, el jugador más determinante del partido, puso un centro que no despejó bien Starfelt, ante la oposición de Vesga, y Sancet, liberado, marcó.
Dice el lema del Celta que es afouteza e corazon. Y lo demostró con un Bamba que aprovechó un barullo en el área, y la indecisión para despejar del Athletic, para marcar el 1-2.
El momento oportuno, el momento más doloroso
Marcar en la última acción de una primera mitad es algo que hace daño a cualquier equipo. Y que se repita en la segunda, termina de matarlo. Es lo que le ocurrió al Celta, que vio cómo Guruzeta marcaba el 2-2 antes de pasar por vestuarios y cómo Berenguer, de penalti, daba la victoria al Athletic en la última acción del partido.
Entre una acción y otra pasaron otros 45 minutos frenéticos. El propio Guruzeta fue protagonista doble. Primero al marcar su segundo tanto, de '9' puro, de estar en el sitio idóneo en el momento oportuno. Después, al hacer un penalti, ya con el 3-3, que desaprovechó Aspas.
De ese 3-2 de Guruzeta al penalti hubo 2 goles de Larsen. El primero de ellos no subió al marcador. De hecho, el noruego ni siquiera lo celebró. El segundo sí que lo hizo, y lo celebró con rabia. De nuevo con los espacios, de nuevo con Aspas ganando la partida a los centrales.
Pero al Celta todo lo que le puede salir mal, le sale mal. Pasó de fallar el penalti de Aspas a ver cómo, en el minuto 98, era el Athletic el que se hacía con los 3 puntos por una mano de Mingueza. Y es que cuando vienen mal dadas, no hay corazón que lo soporte.