En la época más señalada del calendario, el Atlético de Madrid sigue vivo. Ese es el mejor regalo de una Rojiblanca Navidad para el equipo de Diego Pablo Simeone. Marcos Llorente marcó el gol que certificó la victoria ante el Sevilla (1-0) en el duelo aplazado de la 4ª jornada en Primera División. El que se suspendió por el fuerte temporal que asoló la capital meses atrás. En este caso, la tormenta precipitó sobre el esférico.
Todo era calma con los 38 puntos bien asegurados y la 3ª plaza garantizada, además de compartir el número de unidades del Barcelona. Sin embargo, Caglar Söyüncü se autoexpulsó en el minuto 70 por una dura entrada sin explicación alguna sobre Lucas Ocampos. El colmo para el central turco es que su aparición en el encuentro surgió en el 66'. La cara del técnico argentino no fue precisamente un cuento con final feliz. Pero por partes.
La cabeza manda
Los gorros de Papá Noel fueron el elemento más repetido en las gradas del Cívitas Metropolitano. Y las rastas rubias de Rodrigo de Paul no dejaron indiferente a nadie. La cabeza manda y más en este deporte porque Lucas Ocampos pudo marcar las diferencias con ella. En un contragolpe certero, la apertura del argentino encontró las botas de Suso. El centro del '7' fue acaramelado, pero el remate forzado del '5' acabó en los dominios de Jan Oblak.
Y la mentalidad iba a ser la clave para decantar el partido. Cuando el marcador no se mueve, hay que buscar vías para ello. Antoine Griezmann intentó el gol de la temporada con un zurdazo de rosca desde la otra punta de Madrid. Y Álvaro Morata tuvo hasta 2 situaciones previas al descanso para agitar el asunto, pero Marko Dmitrovic no puso las cosas sencillas para los 'colchoneros'. Pese a la época presente, aquí no se regala nada. O esa era la idea.
Llegar y triunfar
Las faltas tácticas y la poca clarividencia ofensiva resumieron los compases finales del primer acto. La reanudación necesitaba más alicientes para no despertar el sueño del ambiente. Diego Pablo Simeone no se lo pensó 2 veces en el paso por los vestuarios y alternó su baraja. Ángel Correa entró en escena, pero la carta del comodín se la llevó en la manga Marcos Llorente. Fue llegar y triunfar.
Necesitó 3 toques con el balón para abrir la lata. El 1º, el control con el que acarició el envío en largo de Koke al espacio. El 2º fue el pase de la muerte con el que buscó la felicidad. Pero claro, no contó con el rechace de Sergio Ramos. La ayuda que le bastó al '14' para besar el fondo de las mallas con el cuero en su tercer contacto. Ah, y todo ello... en la 1ª acción del acto final. 1-0 y a soñar con la Navidad a la misma altura del Barcelona.
Söyüncü, así no
¿Pero qué sería del fútbol sin sufrimiento? Nada. Caglar Söyüncü se encargó de revolucionar el ritmo cardíaco de su afición. Desde luego que así no es cómo se ganará los minutos con los 'colchoneros'. Saltó al verde en el minuto 66 en detrimento de Koke. Hasta ahí bien. El problema llegó cuando atropelló a Lucas Ocampos 240 segundos después. En 1ª instancia, Soto Grado le mostró la tarjeta amarilla. Pero para esto está el VAR.
El colegiado acudió a la pantalla para revisar la acción y aprobó la decisión del despacho. No le cambió el color a la cartulina, sino que le enseñó otra: la roja. A partir de aquí, se acabó la 'Operación 2-0'. El Sevilla aprovechó la superioridad y Quique Sánchez Flores puso toda la carne en el asador con las sustituciones. No las gastó todas, pero confió en el efecto de Youssef En-Nesyri, Rafa Mir y Adnan Januzaj.
El deseo para 2024
Hasta que los de Nervión comprendieron que esto no entiende de sensaciones, sino de efectividad. La puntería se la llevó el bando local y el visitante se quedó con la miel en los labios. Con la impresión de que es otro parecer el que demuestra con su nuevo entrenador. Y ese es el deseo para 2024: trasladarlo a la realidad de la clasificación, que ahora no deja en lugar al alma del Ramón Sánchez-Pizjuán.
'Rojiblanca Navidad'. Con ese lema se presentó en sociedad el Cívitas Metropolitano y firmó los 38 puntos para cerrar 2023 entre gorros de Papá Noel y felicidad. El Atlético de Madrid no quiere renunciar a la batalla por la Liga y sueña con llegar al último tramo de la temporada con opciones matemáticas de alzar la gloria ante las amenazas de Real Madrid, Girona y Barcelona. Queda mucho cuento por leer.