Reserva para 3 a nombre de Antoine

El restaurante de Primera División guarda sus mejores veladas para partidos como este. En principio, la mesa por el título estaba pensada para 2 comensales. Hasta que Griezmann hizo la reserva para 3 a nombre de Antoine. Porque el Atlético de Madrid está más vivo que nunca en la batalla por la gloria. El conjunto de Diego Pablo Simeone levantó un 1-3 en contra para lucir el 4-3 ante el Sevilla en el cierre dominical de la jornada 16. En el minuto 94 y con el postre servido en bandeja, se queda a 3 puntos del Barcelona y 1 del Real Madrid con 9 victorias seguidas debajo del brazo.
Qué difícil va a ser igualar esta degustación, bendita locura. El cuadro de García Pimienta se vio en el minuto 57 con un 1-3 a favor en el templo inexpugnable. Esa casa cuyos cimientos temblaron con los tantos de Dodi Luébakio, Isaac Romero y Juanlu Sánchez. Una idea que empieza a dar los primeros frutos pese al jarro de agua fría en una noche gélida. Rodrigo de Paul rompió el hielo, Samu Lino puso la piedra en la cima y el 'Principito' levantó el brazo agarrando la camiseta y señalando el escudo que festejó su gol número 5.000 en la élite del fútbol español. Para la historia.
Por choques como este, el fútbol es un gustazo. Tal fue la frenética que incluso el esférico se vistió con trenzas y montó en bicicleta. En cuestión de 2 minutos, Rodrigo de Paul y Dodi Lukébakio justificaron el 1-1 en el marcador. El encargado de abrir la lata fue el argentino. Precisamente, el belga protagonizó la pérdida que provocó Marcos Llorente, quien liberó al '5' en la frontal del área. Sacó la diestra a pasear y el cuero acabó en la escuadra de Álvaro Ferllo. La palomita del guardameta solo sirvió para quedar inmortalizada en la imagen, no en el destino de la contienda. 1-0 confirmado.
Y de la acción... a la reacción. Nemanja Gudelj agilizó un saque de esquina en corto hacia el '11'. Con la conciencia intranquila por lo acontecido instantes antes, tuvo la personalidad de engañar a diestro y siniestro con un amago hacia su diestra. Le taparon la izquierda, no la ambición de equilibrar el asunto con un latigazo inapelable hacia el primer palo de Jan Oblak. 1-1 al luminoso y frustración desmedida en el banquillo de Diego Pablo Simeone. El mismo al que no le convenció el disparo de Antoine Griezmann al larguero en el inicio... ni el contragolpe de película que significó el 1-2.
Las cosas de palacio van despacio y García Pimienta tiene una idea clara que plasmar en Nervión. Muestra de ello, la salida de vértigo que obró el obús de Isaac Romero. Kike Salas se apoyó en Peque y el '14' sacó la varita a pasear con un envío al espacio inmaculado hacia la carrera del niño prodigio. El '7' pudo en velocidad con la marca de José María Giménez, no dejó tiempo de margen para Clément Lenglet y dobló los guantes del arquero enemigo para darle la vuelta al plato. Cuando lo complejo resulta sencillo, la recompensa se disfruta más. Y su equipo se divirtió como nunca.
Eso sí, con algo de intriga. Porque Alberola Rojas tuvo trabajo en la víspera del intermedio. Rodrigo de Paul habilitó a Julián Álvarez y la 'Araña' convirtió el momentáneo 2-2. Sin embargo, el VAR comprobó que, en el inicio de la acción, la rodilla derecha de Giuliano Simeone actuó en posición antirreglamentaria para la felicidad de Kike Salas. Ya después del trámite por los vestuarios, el Atlético de Madrid salió a salvar los muebles y su invicto como local. Una tranquilidad que respiraba el Sevilla con -de largo y con diferencia- su mejor actuación como visitante de la presente temporada.
Y el éxtasis foráneo aumentó con el 1-3 de Juanlu Sánchez. En la enésima demostración de que ese equipo que dicen que nunca se rinde sabe jugar. Dodi Lukébakio encontró a Djibril Sow, quien cuajó la asociación con Isaac Romero para abrir hacia la banda de Kike Salas. Centro inmaculado del '4' hacia la carrera del '26' desde el segundo palo. A bocajarro y para sentenciar a un Jan Oblak que poco pudo hacer. El mismo que, en el final, se convirtió en el 10º extranjero con más victorias en Primera División. Las idénticas 210 de un tal Diego Godín. La consecuencia a la realidad.
Porque el Sevilla pasó de ver la luz a sufrir la oscuridad en el Riyadh Air Metropolitano. Y mucho tuvo que ver Antoine Griezmann en ello. Pablo Barrios, con más fe que lógica, acertó un pase inverosímil hacia el desmarque del francés. El que hace magia con 2 simples toques. El control orientado y el remate de diestra por bajo hacia el primer poste de Álvaro Ferllo. 2-3, toda una vida por delante y el Cholo fuera de sí en la zona técnica. Koke y Alexander Sorloth fueron sus primeros revulsivos. En la posterioridad, a la fiesta se sumaron Ángel Correa, Axel Witsel... y Samu Lino.
La revolución táctica quizás le ha trasladado a un segundo plano, pero el brasileño alzó la voz con el 3-3. Justo en el momento en el que las estrellas salen al frente y los mortales se borran del camino. Desde su casa y con un derechazo ajustado a la base del palo inalcanzable para los guantes ajenos. La locura se presentó en escena y la estrella del firmamento argumentó 5.000 motivos para creer en que los 'colchoneros' son candidatos a todo. Kike Salas tropezó a la salida de un centro lateral en el minuto 94 y el '7' -con la ayuda del larguero- provocó el estado de euforia. Un milagro.
El 8 de diciembre de 2024 quedará en el recuerdo imborrable del Atlético de Madrid. Ese día en el que escribió el punto de inflexión en el relato del capítulo por el título de Primera División. El Barcelona y el Real Madrid no contaban con el tercer invitado hasta ahora. Porque, desde este preciso momento, la reserva para 3 a nombre de Antoine es una evidencia. Al igual que hay esperanzas en el Sevilla de cara al futuro. Este es el camino a seguir hacia la tranquilidad, como mínimo. Se marchó de la capital con las manos vacías, pero por mérito rival. No por defectos constantes. Qué partido.