Decía Xavi hace varios días que su Barcelona no jugaba para callar bocas y sí para su afición. Tras lo visto en Montjuïc, lo hizo para todos, para los detractores y para los seguidores, especialmente en una segunda mitad donde fue superior y, al contrario que en Nápoles, sí que tuvo acierto en la definición.
Hacía muchas semanas en las que el Barcelona no era capaz de dormir en la segunda posición. El globo del Girona poco a poco se ha pinchado y el conjunto azulgrana, en su mejor momento en competición liguera, lo está aprovechando. Tenía razón Xavi en que el anuncio de su marcha ha liberado a la plantilla, como si esta estuviese esperando su marcha para jugar con más orgullo.
El Getafe dejó de ser el Getafe
Bordalás ha hecho magia con este Getafe, lo lleva a zonas donde pocas veces ha estado el conjunto azulón, pero le falta amarrar su plan también ante los grandes. Quiso reinventarse ante el Barcelona y todo lo que le podía salir mal, le salió mal. El experimento de Djené como lateral zurdo o el hecho de jugar con un solo delantero terminó por desdibujar al conjunto del sur de Madrid, irreconocible en el césped de Montjuïc.
Con defensa de 4, con defensa de 5, el Getafe no fue el Getafe. Especialmente mal estuvo Djené, poco acostumbrado a lidiar en la banda. Raphinha, que aun así estuvo desacertado en algunas opciones, hizo con el togolés lo que quiso, desde encararle por fuera a ganarle por dentro para poner, en una de las pocas acciones de peligro en la primera mitad, el 1-0 en Barcelona.
El Getafe ni defendía bien -dejaba muchos espacios al hueco para correr- ni atacaba bien -Ter Stegen apenas tuvo que aparecer en los 90 minutos-. Tampoco lo aprovechó el Barcelona, que al jugar con 2 laterales sin estar en sus posiciones naturales no eran capaces de abrir el campo. Aun así, el triunfo nunca peligró para el equipo de Xavi Hernández.
El 1-0 pudo doblarse en la última jugada antes de pasar por vestuarios. Le costó al Barcelona saber que la ventaja estaba en los espacios tras una primera mitad en la que le costó generar juego. Justo antes del descanso, Raphinha envió un misil a Joao Félix en una contra muy clara que podía suponer la tranquilidad.
Aprovechar los espacios
El Barcelona salió con el plan aprendido en la segunda mitad. Supo esperar a que el Getafe diese un paso adelante y volvió a aprovechar los espacios que dejaban los azulones. Solo un disparo al palo de Milla, con una gran parada de Ter Stegen, provocó los nervios de un cuadro azulgrana muy tranquilo.
Ese susto azuzó al equipo de Xavi hasta tal punto que Christensen se convirtió en asistente e hizo lo que Raphinha no pudo en el 45', regalarle el gol a un Joao Félix que únicamente tuvo que empujar la pelota.
La fiesta siguió en Montjuïc con el Getafe como invitado. Los espacios aparecieron una, y otra, y otra vez sin que Bordalás supiese cómo remediarlo. Ni encerrarse atrás ni meter a más gente, no había solución a lo que había montado antes del partido.
Liberado el Barcelona con más de un gol de ventaja, el Barcelona se terminó de soltar con los goles de Frenkie de Jong, tras una buena combinación a la contra, y de Fermín, que sigue aprovechando los pocos minutos para pedir sitio en el once inicial.
El Barcelona, por primera vez desde septiembre, ha sido capaz de regalar a su afición una victoria por más de un tanto, desde que le marcase 5 al Antwerp en Champions League.