16 años es una edad donde apenas te ha dado tiempo a hacer nada en la vida. Sigues con tus estudios a la par que te diviertes y prácticas algún deporte, por ejemplo. Lamine Yamal ha elegido el fútbol y estoy tan seguro, yo y todo el mundo, de que ha tomado la decisión correcta, que me apuesto cualquier cosa a que el joven era el primero en ser elegido en el típico partidillo del recreo que todos hemos jugado. Sin duda, el mejor en el patio de su colegio y esta noche sobre el terreno de juego del Lluís Companys.
El conjunto azulgrana siguió su plan habitual y se hizo con la posesión de la pelota desde los primeros compases del choque. Por su parte, los de Aguirre abogaron por el juego directo, buscando a Larin y Muriqi, que hicieron la guerra por su cuenta entre los dos centrales.
De hecho, fue Cubarsí el que más atento estuvo e incluso salió ganador en varios de los duelos que se midió ante el kosovar o el canadiense. Mientras tanto, el Barça seguía aprovechando los poquitos huecos que dejaba su rival atrás, pero a la hora de plantarse en el área rival se le notó un tanto impreciso y con falta de ideas.
Al filo del ecuador de la primera mitad y en una jugada sin apenas peligro, Raphinha corrió al espacio, se midió con Copete y cayó al suelo. El brasileño reclamó que el defensor 'bermellón' le había tocado en su tobillo, pero el colegiado no lo vio en primera instancia. Tuvo que ver la jugada en el VAR y, tras unos minutos de deliberación, decretó el penalti a favor de los locales. Sin embargo, Gündogan no estuvo acertado y erró la pena máxima con un lanzamiento flojo, a media altura y que se resultó ser muy sencillo para que Rajkovic lo despejase.
Se quedó mermado el conjunto azulgrana y el Mallorca se fue estirando. Comenzó a llegar más a las inmediaciones de la portería de Ter Stegen, pero en ninguna de sus oportunidades puso en serios aprietos al cancerbero alemán. Fue en la recta final de la primera mitad cuando el choque se fue animando.
Primero, con un disparo de Joao Félix desde la frontal del área que se marchó muy cerca del poste izquierdo y, después, con un mano a mano de Larin ante Ter Stegen, pero el delantero canadiense fue encimado por Íñigo Martínez y su disparo salió defectuoso. Tuvo dos más el cuadro 'culé' antes del descanso, pero ambas fueron repelidas por un Rajkovic muy seguro de sí mismo esta noche.
Sensación agridulce de un Barcelona que no terminó de convencer ante un Mallorca que, sin llegar a encerrarse atrás, salió ganando con un planteamiento defensivo que le ayudó a mantener el 0-0.
Los segundos 45 minutos arrancaron con un Mallorca aguerrido y con muchas ganas, pero con un Barcelona que quería cambiar por completo la imagen del primer tiempo. Los de Xavi Hernández buscaron recuperar la pelota cuanto antes para así lanzarse hacia el área contraria. Así y con algo de fortuna, Joao Félix casi hace el primero tras un centro que tocó en un defensor y se fue envenenando, obligando a Rajkovic a meter la mano.
Eso sí, pese al cambio aparente de actitud del Barça, la realidad es que siguieron los problemas en cuanto a las pérdidas de balón. La sensación de fragilidad defensiva era evidente y eso que Cubarsí se estaba marcando una actuación sublime e impropia para su corta edad.
El niño maravilla
Hace ya mucho tiempo que Lamine Yamal dejó atrás eso de ser un niño. El DNI dice que tiene 16 años, pero lo que hace en el campo, su carácter y personalidad a la hora de echarse al equipo a la espalda no lo aparentan.
Tras una primera mitad donde pasó un tanto desapercibido, el '27' comenzó a soltarse y a gustarse por su banda predilecta, la derecha. Así, en el 57', iba a mandar un serio aviso al Mallorca con un disparo con rosca que se acabó estrellando en el travesaño tras un ligero toque de Rajkovic con los dedos.
Lo siguiente ya no iba a ser un aviso. Recibió Lamine Yamal escorado a la derecha, se la acomodó y se deshizo de Dani Rodríguez para soltar un disparo colocado a la escuadra, imparable para Rajkovic, y que el 1-0 subiese al electrónico. Este chico tiene algo y no, no es fruto de la casualidad.
Dio un paso adelante el Mallorca tras recibir el gol y se lanzó a por el empate. No obstante, sus delanteros ya no estaban tan finos y todas las ocasiones se acabaron perdiendo sin llegar a buen puerto. Y eso que el Barça le echó un cable con numerosas pérdidas y regalos del balón que le pudieron costar bastante caros.
Sea como fuere, el partido entró en su recta final y el marcador parecía que no se iba a mover más. Pese a ello, el Mallorca siguió generando peligro en el área azulgrana, mientras que el Barcelona no terminaba de aprovechar de los sucesivos contragolpes.
Iglesias Villanueva decretó el final de los 90 minutos y en el Lluís Companys se desató la felicidad absoluta. Una alegría que llegó a regañadientes, con trabajo y muchos, muchos tropezones. Los azulgranas, al menos, dormirán segundos y volvieron a sumar una victoria. Por su parte, al Mallorca, que no realizó un mal partido, le faltó un puntito más y alguna jugada más clara en ataque para dar algún que otro susto esta noche.