Diao chafa sobre la bocina el nuevo truco de magia de Lamine

Tras un primer tercio de curso pletórico, los últimos meses de 2024 están siendo una auténtica tortura para un FC Barcelona que volvió a tropezar en Liga. En esta ocasión, el líder del campeonato se dejó puntos en su visita al Benito Villamarín (2-2) ante un Betis que, durante muchos minutos, tuvo a su merced y sometió al conjunto azulgrana. El Barça tuvo cerca los tres puntos, pero ni la consecución de los mismos habrían tapado el serio bache que atraviesa el cuadro de la Ciudad Condal.
Pese al reciente triunfo por 1-5 en Mallorca, los todavía recientes revolcones ligueros ante Real Sociedad (1-0), Celta (2-2) y Las Palmas (1-2) generaban dudas alrededor del cuadro de Hansi Flick. El alemán, para tratar de disiparlas, no se guardó nada y alineó el que está siendo su equipo de gala en esta primera mitad de curso. Ello, sin embargo, no amilanó a un Betis que, con chavales como Mateo Flores y con la sorpresa de Fran Vieites en la portería (tras la lesión de Rui Silva en el calentamiento), salió encendido.
El himno del cuadro verdiblanco retumbando en el Villamarín justo antes del arranque actuó como mecha para el cuadro de Manuel Pellegrini, que en tres minutos había forzado cuatro saques de esquina y había tenido el 1-0 en dos ocasiones. La primera, en la cabeza de Llorente, que vio a Raphinha evitar su tanto sobre la línea. La segunda, en los pies de un Abde que salió perdedor en su mano a mano ante Iñaki Peña.
Dos serios avisos que presagiaban un gran sufrimiento para el Barcelona, pero el cuadro de la Ciudad Condal no estaba por la labor. Tras los sustos iniciales, a base de su ya clásica presión alta y un mayor control del esférico, el equipo catalán comenzó a crecer sobre el verde a la vez que el Betis se empequeñecía. Gran parte de culpa del rápido cambio de tendencia la tuvo un eléctrico Lamine Yamal, que comenzó a asumir responsabilidades y a generar problemas constantes por la banda derecha. En la misma, Koundé se mostraba imperial, con solvencia defensiva y siendo un quebradero de cabeza para el rival en ataque.
De los pies de Lamine surgían las llegadas más peligrosas del Barça, que si bien no terminaba de poner en apuros al meta local, sí que había inclinado ya claramente a su favor el campo. El Villamarín apretaba viendo el paso atrás obligado de los suyos, pero al Betis le costaba mucho recuperar el esférico y a duras penas tomaba aire con el mismo, pues no disponía de posesiones largas.
El choque se mantenía con el 0-0, pero las sensaciones eran claras. Si el Barcelona conseguía aumentar la velocidad en el momento justo, el gol caería a su favor. Dicho y hecho. Como no podía ser de otra forma, la banda derecha fue el germen del 0-1 de Lewandowski. Lamine la tocó para Pedri en corto y este, de primeras, filtró un balón para Koundé. El galo rompió al espacio y puso un regalo para que Lewandowski, solo en boca de gol, empujara a placer el 0-1 al filo del descanso (39'). Un mazazo tan duro como esperado para un Betis que pedía a gritos el descanso.
El mismo llegó sin que el marcador se moviera más. Tras lo ocurrido, la gran duda era cómo iba a salir el Betis tras el paso por los vestuarios. Lejos de desanimarse, el golpe del 0-1 espoleó a las tropas verdiblancas para el segundo tiempo. Si su arranque de partido fue espectacular, el inicio del segundo acto fue un auténtico bombardeo por parte del cuadro local.
A balón parado, Sergi Altimira, en el área pequeña, mandó de cabeza fuera el esférico cuando lo más fácil era marcarlo. También la tuvo Abde de cabeza, aunque se fue alta. Sin embargo, la ocasión más sonada estuvo en los pies de un Chimy Ávila que, a un par de metros del a´rea pequeña, conectó un violento zurdazo que se encontró con una mano escandalosa de Iñaki Peña.
El Betis sometía a un Barcelona sin respuesta y que se mantenía por delante de puro milagro. Flick, viéndolo, decidió hacer cambio e introdujo a Ferran y De Jong por Raphinha y Dani Olmo. La entrada del neerlandés, muy criticado por su rendimiento, fue dramática, pues al poco de saltar al campo protagonizó la jugada clave del choque.
En su intento de cazar a Vitor Roque, el centrocampista pisó por detrás la bota del brasileño. En un principio, el colegiado no señaló nada, pero tras revisar la jugada en el VAR, señaló la pena máxima. La decisión volvió loco a un Hansi Flick que vio la roja por protestar. Sin el alemán en el banquillo, Lo Celso, tras una tensa espera, convertía el máximo castigo para poner el 1-1 y desatar la locura en el Villamarín.
Con el Betis crecido, Manuel Pellegrini puso toda la carne en el asador a nivel ofensivo y emocional con la entrada de un Isco que se llevó una atronadora ovación de su afición. El Barça, descolocado y desdibujado, también introdujo unos cambios raros. Gavi entró en lugar de Pedri y, sorprendentemente, Pau Víctor ocupó el lugar de Lewandowski, lo que dejaba a Ferran como referencia del equipo.
Pese a ello, el peligro azulgrana, al igual que en la primera parte, seguía pasando por los pies de un Lamine Yamal que acaparaba las acciones de ataque. En una jugada 'messiánica', el '19' se fue de todos y le regaló el esférico a un Ferran que, en fuera de juego, mandó el esférico fuera. Minutos después, en el 82', los protagonistas repitieron, con lamine filtrando un pase imposible a un Ferran que, esta vez, mandaba por raso el balón dentro. De nuevo, el colegiado señaló fuera de juego, pero la repetición demostró que la decisión era errónea. El ex del City estaba habilitado y el 1-2 subió al marcador.
Lamine elevó los brazos al cielo tras ver el gol subir al marcador. Cuando más lo necesitaba y sufría su equipo, el internacional español sacaba las castañas del fuego para un líder que acariciaba tres puntos de oro. Sin embargo, cuando más cerca parecía estar la orilla, el cuadro de la Ciudad Condal se ahogó. Con ocho de añadido, en una de sus últimas intentonas, un centro de Ruibal desde la derecha era rematado entre el interior y el talón por un Assane Diao que convertía el Villamarín en un manicomio con el 2-2.
Sin prácticamente tiempo para más, sin fuerzas y sin ideas, los últimos minutos del añadido se evaporaron hasta que el colegiado decretó el final del choque. El Betis, pese a no llevarse los tres puntos, acabó con un gran sabor de boca. Todo lo contrario que un Barça que pinchó por cuarta vez en sus últimos cinco duelos ligueros y que, pese a ser líder, ve cómo este tramo final de 2024 se le está haciendo muy largo.