Un Villamarín de farolillos que alumbra al Betis

En la antesala de su gran Feria de Abril, el Betis sumó unos tres puntos vitales que le hacen dormir 7º, posición que le haría jugar Europa el próximo curso. En un partido que no comenzó nada bien y dejó demasiadas dudas, los pupilos de Manuel Pellegrini reaccionaron en la segunda parte y consiguieron vencer al Celta por 2-1 en una noche que comenzó sombría y terminó con muchos farolillos, música y alegría.
El Betis se quiso hacer el dueño del partido en los primeros compases del encuentro. No obstante, al conjunto verdiblanco le costó penetrar en el área y generar así jugadas de peligro.
Cosas del fútbol, la primera jugada de peligro cayó del lado contrario. El Celta recuperó en zona de peligro y Larsen recibió una pelota en el interior del área. El delantero noruego se sacó un zurdazo cruzado y obligó a intervenir a Rui Silva para evitar el 0-1.
Fue tomando más presencia en el partido el conjunto vigués. Todo el peligro del conjunto celeste estaba llegando por las bandas y siempre buscando al 'gigantón' noruego, que se imponía poderoso a sus defensores en cada remate. De hecho, en el 25' tuvo un nuevo testarazo, pero la pelota se marchó fuera.
Muy poco del Betis, que estaba teniendo demasiadas imprecisiones en el último tercio y eso le privo de madurar las jugadas para llegar a buen puerto. Pese a ello, Pezzella tuvo, al filo dela media hora, la más clara para los de Heliópolis, pero su cabezazo se perdió ligeramente desviado.
Así se llegó al final de unos primeros 45 minutos sin un dominador claro y con pocas ocasiones de gol. Un duelo que quedó totalmente abierto para el segundo acto.
No le gustó el final de la primera parte a Pellegrini y eso lo dejó claro al comienzo de la segunda. Bakambu y Fekir saltaron al campo y el comienzo de los segundos 45 minutos del Betis fueron totalmente distintos.
El conjunto local comenzó con una marcha más y trató de generar peligro en cuanto pudo. El francés e Isco comenzaron a asociarse y eso es sinónimo de que muchas cosas buenas van a pasar. Tal fue así que, tras una serie de avisos, el Betis se adelantó en el marcador.
Jugó Fornals con Bellerín, este apuró línea de fondo y puso la pelota atrás para la llegada de Miranda, que remató de primeras y mandó la pelota al fondo de la red para que el 1-0 subiera al marcador.
Trató de dar un paso arriba el Celta, que subió su presión y buscó el empate. Sin embargo, el conjunto de Heliópolis estaba en un buen momento y muy metido en el partido, lo que hizo que las llegadas de los vigueses terminasen en nada.
Perdió fuerza el conjunto de Claudio Giráldez, al que no le costaba nada plantarse en el último tercio del campo rival, pero al que se le apaga la luz y le faltaban ideas en dicha zona, lo que hizo que no pudiese probar a Rui Silva en busca del empate.
El partido fue entrando en su recta final y el Betis tuvo la oportunidad de terminar de matar el partido. Fekir se la sirvió en bandeja a Bakambu, pero este pecó de inocencia y no alcanzó la pelota por milímetros. No obstante, el fantasioso futbolista francés estaba en estado de dulce. Tanto que, en el minuto 83, dejó una acción de las que hacen levantarte de tu asiento.
Recibió un pase con el exterior sublime de Isco, encaró a Carles Pérez y lo dejó sentado para soltar un zapatazo a la escuadra y colocar el 2-0. Pese a que Martínez Munuera lo invalidó en un primer momento, el VAR acabó por corregir al colegiado y este dio validez al tanto.
Todo parecía visto para sentencia, pero el Celta no había dicho su última palabra. Aprovechándose de un contragolpe, Larsen recortó distancias. Balón en profundidad para Allende, que recortó a su par y se sacó el disparo. Rui Silva despejó con maestría, pero el rechace le quedó a Cervi, que probó fortuna y el noruego, libre de marca en el área chica, metió la pierna lo justo y desvió la pelota y colocó el 2-1 en el marcador.
Incluso pudo firmar el empate el conjunto vigués, ya que Carlos Pérez, en el 94', rozó el empate, pero su chut se marchó ligeramente desviado. Tuvo la certeza y convicción el Betis de que ese partido no se le iba a escapar y firmó una victoria ajustada, pero llena de alegría e importancia.