Aviso: nadie gana una Champions andando

Todo era color de rosas para el Barça en la previa del partido por las sensaciones que transmitía su fútbol en este 2025 y, evidentemente, por un tranquilizador 4-0 del partido de ida. Un concepto, la tranquilidad, que es fácilmente confundible con relajación. Hansi Flick, con su habitual rostro serio, avisó en la previa: la serie no estaba cerrada. Palabras que, con un resultado así, no calan... hasta que te ves a un par de goles de irte a casa. Algo así le pasó al equipo azulgrana en Dortmund, donde se llevó un par de sustos que sirven de aviso para madurar a un potencial campeón.
Pese a su error en el penalti, el sostén del Barça fue por momentos un Szczesny que, más allá de sus acciones poco ortodoxas, se ha convertido en un tipo fiable cuando está bajo palos. Guirassy, que hizo un 'hat trick', fue el gran villano en el Signal Iduna Park que recordó remontadas pasadas. Creyó en ella hasta el autogol de Bensebaini y también después con el 3-1, pero el Barça tiró de anestesia en una recta final en la que sufrió, pero de la que escapó con dos goles de ventaja. La Champions exige revoluciones sin importar contextos ni resultados.
Vaya el mérito por delante para un Barça que no conseguía alcanzar las semifinales desde 2019. Hansi Flick derriba un muro de desgracias construido con barro de Europa League en medianías que no correspondían a la historia del equipo 'culé'. El alemán confirma que su modelo sirve para competir por todo en la élite pese a que patinó en Dortmund. Por el exitoso planteamiento del Borussia y también porque el equipo azulgrana jugó muy por debajo del nivel que tenía acostumbrado. Acusó la baja de Pedri, pero también de otros que sí jugaron.
Muy poco de Lamine Yamal, más desaparecido que de costumbre en el costado derecho. Casi no inquietó en la primera mitad, tampoco Raphinha y menos Lewandowski. En esos primeros minutos de apagón, el Borussia aprovechó y rascó un penalti por error de Szczesny, que volvió a confirmar que es un gran portero bajo palos, pero que sufre cuando tiene que decidir fuera de su portería. Cayó Grob, el árbitro señaló la pena máxima y Guirassy, de 'Panenka', convirtió el 1-0. Ni siquiera eso despertó al Barça, que vio cómo el 2-0 caía solo cuatro minutos después, pero fue anulado por fuera de juego de Grob.
Demasiados metros entre futbolistas, demasiadas pérdidas entre jugadores que no acostumbran a ser poco fiables con balón y, por momentos, un equipo partido en transiciones. No era el Barça que había brillado en muchos momentos de la temporada en esta 2024-25. El escenario no era fácil, pero sufrió mucho más de lo esperado y debido. Y lo más raro: hirió muy poco en ataque, algo poco habitual desde que Flick llegó al banquillo.
El equipo germano fue perdiendo gasolina con el paso de los minutos y abrió la veda a una leve mejoría del Barça. La mejor de la primera parte para los 'culés' fue para Koundé, que no atinó a controlar un gran centro de De Jong al corazón del área. Al descanso, el Barça dejó esa sensación de apatía que no casaba con unos cuartos de final de Champions. Como si la renta fuese suficiente para no sufrir. Pero la Champions concede poco y castiga con menos. Ya en la primera acción de la segunda parte avisó Adeyemi, pero Szczesny, que perdió su primer partido oficial con el club azulgrana, volvió a rechazar.
Con poco recorrido de la segunda mitad, Guirassy encontró el segundo. Un gran corner de Beier que peinó Bensebaini al segundo palo, donde apareció el 'killer' del Borussia para hacer el segundo de la noche. La defensa del Barça, de nuevo, floja en área propia. Sufrieron más de lo esperado Cubarsí y Araujo. Ese 2-0 dejaba a los alemanes a solo dos goles y sí que se apreció un conato de reacción del Barça en ataque, aunque el gol llegó con colaboración ciudadana. Fermín se internó por banda derecha y puso un centro potente y abajo que sorprendió a Bensebaini, que marcó en su propia portería en un intento despeje (2-1).
El Borussia se desinfló después del golpe y el Barça vio esa debilidad en su rival. Se animó ligeramente con varios intentos de Fermín, que no estuvo fino este martes en la definición. Poquito del tridente, con Lamine Yamal lejos del área y algo lento en sus acciones. Raphinha acabó desfondado, pero no fue decisivo en los últimos metros. La entrada de Pedri parecía hacer mejorar al equipo 'culé', pero un error tremendo de Araujo, que le cedió el balón a placer a Guirassy tras un centro lateral, le regaló el tercero -y el 'hat trick'- para el 3-1 que dejaba de nuevo a los alemanes a dos. Llegó incluso a celebrar el cuarto solo dos minutos después, pero Brandt, autor del tanto anulado, partía en fuera de juego.
Al final, al Borussia le comió el tiempo de su reloj de arena y el Barça jugó con esa impaciencia apoyándose en Pedri y Dani Olmo, pero con muy poca amenaza en ataque, una constante del partido. Terminó el encuentro con solo dos tiros a puerta, el segundo peor dato de esta temporada en Europa, por los 11 del Borussia -nadie le había hecho tantos al equipo de Flick en Champions-. Un susto y dos datos que invitan a tomar este desliz en Dortmund como aviso para un equipo que tiene todo para ser campeón, pero que ha visto que esta competición no admite relajaciones.
Más allá de esa nota mental y el aprendizaje con la subida de pulsaciones, el Barça consigue el primer gran objetivo de la temporada y se queda a dos partidos de volver a jugar una final de Liga de Campeones. Espera rival de la serie entre Inter de Milán y Bayern de Múnich que se resolverá este miércoles tras el 1-2 a favor de los italianos en la ida. Los de Flick confirman que llegarán a la recta final con todo abierto para luchar por el triplete.