Lo de Jude Bellingham está dejando de tener sentido alguno. El '5' no solo lo es en la camiseta, sino que parecía serlo desde siempre hasta este año también en el campo. Quizás más llegador y ofensivo que el clásico '5', sí, pero ni de lejos para manejar unos números como los 13 goles en 13 partidos que lleva. En el 'Clásico', el inglés fue determinante para, como hasta ahora, tirar de olfato y oportunismo para tapar ciertas carencias que tuvieron al Real Madrid por debajo del Barcelona antes del segundo tiempo.
Un doblete del ex del Borussia Dortmund resolvió un partido que hay que alejarse del marcador para analizarlo sin caer en resultadismos ni ventajismos tan injustos como, por desgracia, inevitables. Los de Carlo Ancelotti no tiraron a puerta hasta el minuto 58. Para entonces, el Barça ya había marcado un gol y había mandado dos balones a los palos. Pero claro, esto sigue yendo de meterla y, ante ese argumento, los hay que son impasibles.
Comenzó mejor el equipo de Xavi, aunque necesitó de la pizca de fortuna necesaria y de ayuda del rival para adelantarse en el marcador. El 1-0 llegó en el minuto 7, cuando apenas se habían visto aún las áreas en televisión. Gündogan quiso combinar con Ferran en la frontal, pero Tchouaméni metió el pie y la pelota fue en dirección a la portería blanca. El ex del City tuvo más fe y persiguió su propio envío rechazado y ganó el duelo con Alaba, que fue al suelo, despejó e hizo que la bola diera en el alemán. Ya ante Kepa, Gündogan marcó con una definición con el interior.
Al Madrid le costaba salir de su campo. Las conexiones eran inexistentes entre el poblado centro del campo y la dupla brasileña. Vinicius, que tiene cualidades para eso, se buscó alguna vez las habichuelas por su cuenta, pero Rodrygo, con otras características, pasó inadvertido durante buena parte del primer tiempo.
Tras un tímido acercamiento visitante que acabó con un disparo de Vini taponado por la defensa, el Barça rozó el 2-0 en el 16'. Kroos se durmió en la frontal y llegó por detrás Gavi para limpiarle la pelota. Pidió falta el alemán, pero no la hubo. La pelota llegó a Fermín, en el perfil izquierdo en el área, que buscó batir a Kepa por el palo más cercano, pero la madera repelió su derechazo raso.
Pareció ser ese tiro al palo un despertador para los blancos. Una larga jugada en ataque acabó con chut de Valverde repelido por Íñigo Martínez y, un minuto después, Rüdiger soltó un derechazo que casi sorprende a Ter Stegen. El balón bajó con violencia, pero se marchó ligeramente a la derecha de la portería.
Además de las llegadas, lo que cambió fue la decisión. El Madrid no la había tenido hasta entonces y pasó a querer el balón. Tuvo posesión, ganó metros y, al menos, mandó un mensaje de vida a su rival. Este guion tuvo vaivenes hasta la segunda parte, con algunas fases de revolución del Barça que, sin embargo, no pasaron de un disparo desviado de Fermín y algún detalle de Joao Félix, como el caño que le hizo a Rüdiger en un contragolpe que no pasó a mayores.
Antes del descanso, Carvajal fue protagonista en ambas áreas. En el 38', Kroos le encontró con un pase delicioso en el perfil derecho del área. Estaba solo el lateral después de que Bellingham arrastrase, con su desmarque, a Balde. Le pegó con el exterior y la bola se estrelló en el lateral de la meta de Ter Stegen. Y en el 42', le ganó la partida a Joao Félix en un contragolpe que podría haber cambiado mucho la historia.
Del alemán que llegó de Inglaterra al inglés que llegó de Alemania
En la segunda mitad, el Real Madrid mejoró. Tuvo una clara ocasión en el 47', pero Rodrygo tiró desviado desde el perfil derecho del área. Sin embargo, el Barcelona estuvo muy cerca de rociar a los blancos con un jarro colmado de agua helada. Íñigo Martínez remató y el poste derecho de Kepa repelió su testarazo en el 51'. El rechace fue a Araujo, que chutó a quemarropa y se encontró con el paradón de balonmano del portero para salvar el 2-0.
Pero por muy cerca que pareciese el 2-0 en esa jugada, lo que llegó fue el empate. Gündogan, el alemán que llegó este verano desde Inglaterra, abrió el marcador y sería un inglés que llegó este verano desde Alemania el que devolviese las tablas al luminoso. Bellingham comenzó su festival goleador en el 68', poco después del tiro de Kroos a lo Kroos que paró ter Stegen, lo que fue el primer disparo a puerta del Madrid, e inmediatamente después de un trallazo de Tchouaméni que hizo volar al meta azulgrana.
Hasta ahora, el bueno de Jude había presumido más de oportunismo que de belleza en sus goles. Pero este sábado marcó para todos los gustos. El primero fue un auténtico golazo. Gavi despejó un disparo lejano y la pelota fue a parar al inglés, que controló y le pegó seco con la derecha. La pelota, cerca del palo a media altura, se coló pese al intento de parada a mano cambiada de Ter Stegen.
El gol le sentó al Barça casi como una borrachera a un treintañero. No terminó de reponerse en todo el día. De hecho, el Madrid se aprovechó de esas sensaciones diferentes. No es raro que a un equipo que ha dado dos palos y que llevaba ganando más de 1 hora real le entre rabia, nervios y ansiedad frente a otro que, sin hacer demasiado, acaba de igualar a su rival en premio.
Los blancos, como en la reacción del primer tiempo, amasaron más balón y se adentraron más en campo contrario. Para entonces, Ancelotti ya había metido en el campo a un Modric que acabó siendo clave en el resultado. Pero antes, en la recta final, Lewandowski, que volvió aunque verde de su lesión, y Gavi lo intentaron con sendos disparos peligrosos desde la frontal.
Kepa y Oriol Romeu rozaron las cantadas con el reloj próximo al 90'. El portero se arriesgó con un pase corto que salvó a tiempo Carvajal y el ex del Girona, que entró desde el banquillo, puso en muchos aprietos a Christensen con un mal pase, pero el danés se rehízo a tiempo ante Vinicius. E incluso pudo poner el 1-2 antes Joselu, pero estuvo lento y torpe tras un buen pase de Vinicius con el exterior al área.
Pero no, la guinda del 'show' estaba reservada para Bellingham. Y llegó en el minuto 92. Carvajal metió un centro desde la derecha que tocó Modric al intentar controlar. El balón despistó a Íñigo, al que superó. Por detrás, el '5' apareció para volver a presumir de olfato y batir por bajo a Ter Stegen. Entonces sí quiso celebrar a su manera el centrocampista, que abrió sus brazos y dejó al descubierto su pecho ante las gradas de Montjuïc. En el del rival, lucía la famosa lengua de los Rolling Stones a la que respondió el inglés, que, por medio de su olfato, fue quien acabó sacando la lengua ante el eterno rival.