España tonteó con el tostón y acabó tostando su liderato en el grupo B de la fase de clasificación al Europeo Sub 21 del año que viene. 'La Rojita' de Santi Denia ganó por 1-0 a Bélgica en la jornada 7 del camino a Eslovaquia. Gracias a que Escocia no volverá a saltar al campo hasta la próxima fecha internacional, el primer puesto de los ibéricos queda blindado por el tiempo y por una distancia de tres unidades.
El partido frente a los 'Diablos Rojos' estuvo marcado por una dinámica que suele perseguir a cualquier escisión de la Selección: la falta de lucidez de un sistema entregado a la posesión perpetua de la pelota. En demasiados tramos del encuentro, el peligro estuvo en las botas de los visitantes a pesar de que su control del cuero y de los tiempos era inferior. Poco a poco, el conjunto de casa -el evento tuvo lugar en Almería- solucionó esta tara y opacó las llegadas contrarias.
En cierto sentido, la superior mordiente de los de Gill Swerts, plasmada en la primera parte, se dio por la electricidad de sus extremos, especialmente Malick Fofana. El '7' ya está habituado a la élite con el Olympique de Lyon y obligó a la defensa a cambiar de ritmo siempre que el objetivo era quitarle la pelota. No se salió con la suya demasiado -Marc Pubill se encargó de contenerle- y, afortunadamente para los ibéricos, nunca llevó a cabo ninguna acción valedora de un gol.
España sí que logró mandar la pelota al fondo de las mallas dos veces. Primero, gracias a un pase raso de Pablo Barrios que pasó entre las piernas de Spileers, cruzó el área de Bélgica y alcanzó a Diego López. El joven del Valencia remató con el interior de la diestra a placer, pero, como Samu Omorodion estaba delante y en fuera de juego, el linier aconsejó al colegiado, que le dio la razón, que anulara el tanto por posición antirreglamentaria.
Más adelante, Mateo Joseph selló una diana de despacho. Después de toda la polémica que ha acompañado a la decisión de Brahim Díaz de jugar para Marruecos, la Federación ha defendido a capa y espada que no se equivocó con él. En paralelo, llamó a este chico, que es de origen inglés y antiguano -de Antigua y Barbuda-, a Cristhian Mosquera -raíces colombianas- y a Dean Huijsen -ascendencia neerlandesa-.
El británico, que entró al campo por un Samu Omoriodon nada fino, solucionó la papeleta en cuestión de minutos. Javi Guerra, otro de los revulsivos -el lector se habrá percatado del total acierto de Santi Denia con las sustituciones-, le facilitó el esférico por abajo desde el sector derecho del área de Vandevoordt y su compañero, entre centrales, remachó a bocajarro en una definición de delantero puro. La disparidad de perfiles a la que recurrió el banquillo y que desatascó la ofensiva de 'la Rojita' no habría sido posible sin mirar al extranjero.
Además, el partido contra Bélgica, en concreto, escenificó esta necesidad con un Omorodion cuyo talento y físico es innegable, pero que no se mostró acertado. Falló controles; remachó demasiado arriba, mal posicionado, los balones que le mandaban a la cabeza o a los pies y no acompañó como debía algunas contras en las que, cuando le tocaba manejar el cuero, ya tenía a algún otro efectivo desmarcándose a sus lados listo para prolongar la jugada.
De ahí la importancia de que Mateo Joseph aportara un soplo de aire fresco a un partido en el que Fermín y Diego López compartieron apellido y protagonismo. El 'culé', con libertad de movimientos desde la zona medular, se dejó ver donde a los suyos les hacía falta gracias a que, atrás, Beñat Turrientes anclava la defensa con el centro del campo. Se enfangó, eso sí, en una rivalidad de cerca de 90 minutos con Arne Engels. A cada poco rato, se agarraban o tenían algún encontronazo.
Se podría decir que el azulgrana ganó la partida, pues, aunque cometió alguna falta, forzó la tarjeta amarilla de su contrincante al lanzar un ataque durante la segunda mitad. En el carril, Diego se erigía en el principal puñal de los suyos, aunque hasta en esto mejoró la Selección cuando entró alguien de refresco. Fran Pérez, en apenas un cuarto de hora, generó dos acciones que podrían haber acabado con el balón en las redes de los 'Diablos Rojos'.
Le puso un centro teledirigido a Samu Omorodion que este desperdició porque no calculó bien su salto y, más adelante, sorprendió a Vandevoordt con un centro tan cerrado que se trocó en disparo conforme adquiría velocidad y efecto. Entre su empuje y el de Mateo, España dio salida a su habitual control de la posesión, que pasó de ponerlo en duda todo cuando los visitantes eran los que creaban más peligro a proporcionar una victoria muy satisfactoria. Es merecida y va picando el boleto a Eslovaquia.
March 26, 2024