Qué felices e inocentes fueron. Creían que la gloria terminaba en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Solo fue el primer peldaño de la escalera hacia el Olimpo. Ahora son testigos de la historia porque España se proclamó campeona de la 1ª edición de la Liga de las Naciones Femenina. Francia formó una débil oposición derribada por Aitana Bonmatí y Mariona Caldentey. Hay que estar orgullosos. Esto solo acaba de empezar... y los Juegos Olímpicos de París apuntan al horizonte estival.
Fiel a sus principios, sin sufrir enormes apuros y formando una unión inexpugnable con las 32.657 almas que presenciaron otro hito más. Tumbar la condición invicta del combinado galo en la competición como si fuera un terrón de azúcar. Están malacostumbrando -en el buen sentido- a toda una sociedad. La Selección Masculina hizo lo suyo y la Femenina no se ha quedado atrás. Pero ni mucho menos. Lo que arrancó el 20 de agosto continuó en la línea espaciotemporal solo 192 días después.
Arte
28 de febrero... y en Sevilla. Con el Día de Andalucía en la mente de todos los presentes, 'la Roja' creó su obra maestra: arte. Le costó entrar en materia por momentos, pero Salma Paralluelo rompió el hielo. No la lata del marcador. Aitana Bonmatí habilitó a Mariona Caldentey con un pase fuera de lo normal. Y dejó a placer a la referencia. Golpeó de zurda, pero la zaga rival envió el balón a saque de esquina. Una acción que fue el reflejo de la inercia que iba a tomar la final.
Irene Paredes también coqueteó con estrenar el luminoso. Surcó los cielos y aprovechó un córner para crearse un espacio y cabecear con todo el tiempo soñado. Pareció la imagen perfecta con la que ganar un título, pero el destino escribió que ese testarazo tuvo que estamparse en el lateral de la red defendida por Pauline Peyraud-Magnin. A partir de aquí, nació la rienda suelta a la pasión. Y el trabajo por la gloria cosechó sus frutos, recogidos por Aitana Bonmatí.
La mejor
Por la mejor. Porque no hay otro calificativo que refleje su reinado mundial. Ni es necesario buscarlo. Ya lo demostró en Australia y Nueva Zelanda... y en su país no iba a ser menos. Eso sí, la acción del gol no fue la más vistosa. Sí la más efectiva. Olga Carmona hizo de las suyas con una fabulosa internada por izquierda y fabricó el pase de la muerte. La '6', posicionada de 10 en la cazuela, tocó con el interior el centro que concluyó en el 1-0. Locura en el verde y fiesta en las gradas.
Hervé Renard no consideró necesario agitar el árbol en el intermedio. Su producción ofensiva escaseó en el primer acto, aunque ya estaba con sus mejores cartas. Apenas un balón a la olla de Kadidiatou Diani fue lo único que creó un ambiente dubitativo en La Cartuja. Aunque Cata Coll se encargó de calmar a su nación con sus guantes acariciando el esférico. Mucho tenía que cambiar el asunto en la 2ª mitad para ver a Francia luchando por morir de pie o revertir la situación a favor de sus intereses.
De la nada al todo
Elisa De Almeida envió un balón suelto lejos del empate. Esta fue la antesala al 2-0. La metáfora en el césped del que ha sido el camino de España en los últimos años. De la nada al todo. Desde el abismo absoluto hasta el Olimpo mundial. En la continuación del 1-0, Aitana Bonmatí encontró a Athenea del Castillo, abierta en el flanco diestro. Ágil de movimientos, buscó la esperanza en el punto de penalti. Distancia en la que apareció Mariona Caldentey para ampliar la ventaja y dibujar la sonrisa.
Pese al descontrol de la situación, no regaló su piel. Kenza Dali, Delphine Cascarino, Amel Majri y Julie Dufour fueron las introducciones visitantes desde el banquillo. Adelantaron sus líneas y escribieron interrogantes sobre la portería imbatida anfitriona. Pero Montse Tomé también jugó con sus cartas rindiendo homenaje a Olga Carmona, Athenea del Castillo y Jenni Hermoso. Las 3 recibieron sus respectivas ovaciones a la vez que dejaron sus ubicaciones a Oihane Hernández, Eva Navarro y Vicky López.
Recoges lo que siembras
Ya en el tiempo de añadido, la zona técnica desató la pasión con las futbolistas y los aficionados cantando al unísono eso que dice "campeonas, campeonas, oé, oé, oé". Se suele decir que recoges lo que siembras. El fútbol femenino sigue destrozando techos de cristal a cal y canto. Ya disfrutó de los frutos en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Pero esto ha ido a más y el primer trofeo de la nueva competición ya tiene su nombre bordado a correspondencia de 'la Roja'.
Un fútbol vistoso sin dar opción al oponente. Esa fórmula con la que España continúa con su afán de maravillar al globo terráqueo con el balón en los pies. Son testigos de la historia, la propia. La que llevan creando desde tiempos inmemorables hasta que la fortuna sonrió en Oceanía. Del Mundial... a la 1ª edición de la Liga de las Naciones... a soñar con los Juegos Olímpicos. El mayor orgullo del deportista. La medalla de oro sería el cúlmen. El broche. La guinda. Y la inmortalidad.