El avión de Iberia a Berlín coge altura pese a las turbulencias

España vuela en la Eurocopa. Y la velocidad, ya enorme de por sí, se incrementa al ver, por ejemplo, a Inglaterra solo unas horas antes. El conjunto ibérico logró mantener en dirección hacia Berlín un avión que atravesó turbulencias en la primera parte. Las dudas aparecieron no solo con el autogol de Le Normand en el minuto 18, sino con varios contragolpes que pusieron en jaque a 'la Roja'. Sin embargo, con Nico Williams, Fabián Ruiz y Lamine Yamal a los mandos, la aeronave corrigió la trayectoria y acabó haciendo piruetas para desgracia de un Mamardashvili que fue enorme, pero no tanto para hacer que colisionaran los de De la Fuente.
El inicio del viaje no pudo ser más placentero. Desde el primer minuto, la Selección asedió a una Georgia que no sabía por dónde le llegaban los golpes. 8 remates y 6 saques de esquina había logrado en 18 minutos un equipo que, por eso mismo, no pudo dar crédito a que fuese el casillero rival el que primero se moviese en el marcador.
A España le sobró lo que le ha faltado en los torneos anteriores. Decisión, verticalidad y colmillo. Sobre todo, mucho colmillo. El ruido de las tripas de esta generación deja claro que hay muchísima hambre de éxitos en un equipo que está a años luz del resto del torneo, al menos, en imagen, intentos, juego, proposición y muchas cosas más. Pero ahora, además, ya sabemos que también sabe fajarse, sufrir, remontar y saborear el barro antes de las mieles de la victoria.
No es menos cierto, en cambio, que los cimientos, más que sólidos en el 99% de la competición, se tambalearon con la mejor virtud georgiana. El precio por atacar con muchos efectivos y acampar en campo contrario le pudo salir muy caro a los españoles. Y muy barato a un contrincante encantado con resistir (con Mamardashvili, claro; sin él, otro gallo cantaría) en su área y soltar latigazos al recuperar el balón que pueden producirle una herida bastante profunda a cualquiera.
Sin ánimo de ofender, fue un auténtico baile lo de España en el inicio. Fabián, Pedri, Carvajal, Nico Williams (por dos veces) y Laporte rondaron el gol en los primeros 16 minutos. Fueron el canario y el 'merengue' los que acertaron con la portería, pero sin superar a Mamardashvili, que atrapó el remate desde el suelo del primero y sacó una mano salvadora en el remate del segundo que a todos recordó a su gol en la final de Champions. Esta vez, su cabezazo salió abajo, justo donde apareció el guante de una de las grandes figuras del torneo.
Pero con tanto baile, a España la terminaron pisando. Desde la derecha, Kakabadze, tras un contragolpe, centró un balón al área que buscaba a Kvaratskhelia, pero Le Normand, con el abdomen, mandó la pelota al fondo de su propia portería. Las caras lo decían todo. "No puede ser", debieron pensar los españoles. Pero a la vez, y recordando al 'Informe Robinson' del Mundial visto por todos hasta la saciedad, también debieron llegar a la conclusión de que lo que estaban haciendo era el camino perfecto para el éxito. Lo pensaron los Torres, Xavi, Puyol, Casillas y cía al caer ante Suiza. Y lo pensamos todos tras el 0-1.
Las dudas se apoderaron de las piernas de los jugadores y las uñas de los espectadores con algunas pérdidas y algunos contrataques. Con un campo no todo lo bien que desearían los protagonistas, Rodri, Laporte o Morata, entre otros, dejaron pérdidas que eran bombonas de oxígeno para Georgia. Mikautadze y Kvaratskhelia conseguían, a base de carreras y una verticalidad insuperable, colarse entre las mínimas rendijas de una defensa que, por suerte, terminó acostumbrándose al funcionamiento del extintor para que no hubiera más incendios. Siguió habiendo conatos, pero también espuma para paliarlos.
Pero claro, si había contras es que España estaba atacando constantemente. Se repuso pronto al gol, sobre todo en lo ofensivo. En el 22', Fabián se topó con una buena estirada del meta rival, mientras que el asedio siguió con disparos desviados de Pedri y Laporte e intentonas, hasta el momento sin éxito, de Nico y Lamine en los costados.
Apretó 'la Roja' y más apretó Mamardashvili. El del Valencia le sacó un zurdazo a Cucurella en el 35' y un remate escorado a Nico en el 38'. Fue entonces cuando más imbatible pareció. Pero fue entonces cuando fue batido. En el 39', llegó el empate. Desde la frontal, Rodri ajustó la pelota al máximo con la zurda para superar al meta con un tiro raso y certero. La jugada empezó en una apertura de Pedri a la izquierda, en el área, donde el pequeño de los Williams controló antes de ceder la pelota a la frontal. Morata se apartó y parecía estar en fuera de juego, pero no influyó en la jugada.
España se fue al descanso con un alivio vital. Lejos de especular, salió de nuevo sin contemplación alguna a buscar la victoria. Pero también se vieron brotes de dudas que, por suerte, no llegaron a florecer. Después de un tiro desviado de Fabián tras taconazo de Morata a los 25 segundos, un conato de contragolpe controlado por Laporte metió un miedo en el cuerpo que fue muchísimo mayor en el 48'. Kvaratskhelia, desde su propio campo, chutó y casi encontró el golazo de la Eurocopa. La pelota se fue a la derecha de la portería lamiendo el palo. Unai Simón estaba fuera de posición y solo pudo correr para ver cómo la pelota se iba fuera.
Pero como el fútbol tiene estas cosas, después del gran susto, llegó el 2-1. Antes, Lamine lanzó una falta desde la frontal a la que voló un Mamardashvili que, en su punto más álgido, no pudo evitar el tanto de Fabián. En el 51', el atacante del Barcelona puso un balón medido desde el perfil derecho al segundo palo. Allí, el del PSG, en posición legal, apareció por detrás de la defensa y, de cabeza, remachó el caramelo del azulgrana. La pelota llegó a dar en el cuerpo del cancerbero, pero acabó dentro de la portería.
De esta forma, se acabó Georgia. Las turbulencias se esfumaron y el sol empezó a brillar mientras el avión se dirigía a hacer las maniobras de aterrizaje en cuartos de final. Apenas inquietó el equipo de Sagnol a Unai Simón al margen de un disparo desviado de Tsitaishvili en el 68'. Antes, Yamal perdonó una de las muchas acciones de gol que tuvo y que mereció convertir, pero la suerte no estuvo de su lado en eso.
España se empezó a gustar y, fruto de ello, llegó el tercero. En el 74', un centro del '19' había tocado en Gvelesiani y se había convertido en el 3-1, pero duró poco en el marcador por fuera de juego. Pero sí que valió el que, solo un minuto después, anotó Nico Williams. 'La Roja' pasó de sufrir en una contra de Georgia a marcar el 3-1 con ese método en solo unos segundos. La defensa frenó un avance por la izquierda y la pelota fue a los pies de Fabián. Se deshizo de un primer rival, se giró y levantó la cabeza. Vio al extremo del Athletic, desmarcado a la izquierda y en campo propio, por lo que no podía haber fuera de juego. Recibió, encaró, pisó área y fusiló a Mamardashvili con un remate alto que sentenció la clasificación.
Pero Dani Olmo no se conformó con ese 3-1 y redondeó la goleada en el 83'. Desde la frontal, ajustó un disparo con la izquierda que se coló cerca del palo de Mamardashvili. La fiesta pudo ser mayor con ocasiones de Yamal, Nico, Rodri y del propio Olmo, pero ya solo daría tiempo para que, al tocar tierra de cuartos de final, los aplausos pusieran fin a un vuelo con turbulencias, pero que sigue manteniendo la dirección a la final.