La vida es un camino lleno de piedras y con infinidad de contratiempos. Sin embargo, a veces, es necesario dar un paso atrás, pero para coger impulso, ganas y fuerza para dar dos hacia adelante. Así se lo planteó el Girona, que esta noche en Montilivi se reencontró con la victoria tras 3 partidos consecutivos sin hacerlo y volvió a recuperar la segunda plaza del campeonato liguero. No se desvanece el sueño para los de Míchel.
No iba a ser tarea sencilla la práctica del fútbol esta noche en Montilivi. Eso sí, el conjunto local puso todo lo que estuvo en su mano para ejercer el dominio en los primeros compases del choque, aunque le costó generar ocasiones de peligro sobre la portería de Dimitrievski.
Las imprecisiones, pese al buen estado del césped a pesar de la abundante lluvia, comenzaron a sucederse en un cuadro y otro. El plan del conjunto de Íñigo Pérez no fue otro que el de salir con velocidad por las bandas y buscando la espalda de la defensa. Algo que consiguió, pero por poco tiempo, ya que no fue capaz de finalizar con buen pie sus acercamientos.
Tal fue la inoperancia ofensiva que el primer disparo a puerta no llegó hasta el minuto 36. Un cabezazo de Yangel Herrera que se fue manso a las manos de Dimitrievski. Este intento avivó las ganas del conjunto local, que trató de adelantarse en el marcador antes del descanso, pero sin éxito. Una primera mitad muy pobre de fútbol y que dejó todo abierto de cara a los segundos 45 minutos.
Todo el mundo esperó que la segunda mitad tuviese algo más de chispa y mordiente y el Girona se encargó de demostrarlo. El conjunto de Míchel salió con una marcha más y con ganas de meter el miedo en el cuerpo a su rival de esta noche. Así pues, en el 48, Dovbyk envió un aviso, pero se le escapó el control en el peor momento y desaprovechó la oportunidad. También la tuvo Tsygankov apenas dos minutos después, pero corrió la misma suerte que su compatriota.
Eso sí, a la siguiente ya no iba a ser un aviso. Se quedó pinchado atrás Aridane y habilitó a Miguel Gutiérrez, que apuró línea de fondo y metió la pelota atrás para la llegada del '8', que en esta ocasión no desaprovechó la oportunidad y mandó el esférico al fondo de la red.
El Girona estaba siendo un monólogo ofensivo y el Rayo no las veía venir. No fue la noche de Dovbyk, que firmó su quinto partido consecutivo sin ver puerta y desaprovechó una nueva oportunidad. Otra vez internada por la izquierda de Tsygankov y centro al primer palo para la llegada del ucraniano, pero este le golpeó muy abajo y la pelota se marchó alta. Justo en la siguiente jugada, Portu cabeceó a la red la pelota, pero el centro de Yangel Herrera llegó cuando la pelota ya había abandonado el campo, por lo que este fue anulado.
Siguió generando peligro el Girona, aunque no terminó de dar el partido por sentenciado. Algo que quiso aprovechar el Rayo para reaccionar, pero donde se acabó llevando un doble castigo. Chavarría, que entró en el minuto 64, vio la amarilla en el 75 y se fue a la calle en el 76 por una acción infantil en la que golpeó con los brazos a Eric García. Doble amonestación clara y merecida.
Pudo cerrar el partido de forma definitiva Stuani, con un cabezazo a bocajarro que se encargó de despejar Dimitrievski, al igual que el rechace de Yangel. Pero para cerrar el choque ya estaba Savinho, que cerró el show con una mini actuación exitosa en los apenas 4 minutos que dieron de añadido.
En el 91', Pablo Torre le filtró el pase al interior del área y el brasileño, tras recortar a Lejeune, mandó la pelota al fondo de la red para hacer el 2-0. Aepnas dos minutos después, terminó de llegar la sentencia. Recibió pegadito a la banda, sorteó al Pacha Espino y la cruzó al palo largo ante la atenta mirada de Dimitrievski, que no pudo hacer nada para evitar el tanto.
De Burgos Bengoetxea decretó el final del partido y el Girona volvió a sonreír tras una serie de infortunios. Se vuelve a colocar segundo y sigue manteniendo su sueño intacto. Por su parte, el Rayo prolonga una semana más su mala racha sin vencer.