Después de un inicio de temporada desastroso, el 'quid' de la cuestión del Sevilla está en si será capaz al menos de torcer su dinámica para bien y terminar entre los diez primeros. Dio el primer paso saliendo del descenso la pasada jornada, pero, en la 17, visitó al Girona, fue peor, vio cómo su dinámica volvía a ser la de las semanas anteriores y no se salvó ni por la efectividad. Perdió por 1-2.
Los errores de los de Sampaoli se dieron, sobre todo, en el inicio de tanto la primera como la segunda mitad. Sus hombres no salieron ni bien ordenados ni centrados. Como consecuencia, los catalanes dispusieron de numerosas oportunidades para ver puerta en los compases iniciales y en el rato posterior al descanso, en el que tuvo lugar su primer gol, obra de quien se sabía que tenía que aparecer, Cristhian Stuani.
Antes de que el charrúa se apuntara a la lista de anotadores, el único integrante era Tanguy Nianzou, que había cortado en seco la superioridad de los de Míchel con un gran tanto de cabeza en el 13'. Recibió un centro de falta de Rakitic que el capitán templó a la perfección, se elevó por encima de sus rivales en el área de Gazzaniga y le hizo imposible detener el cuero con un remate potente y fino.
La diana le vino de perlas al Sevilla para ponerse por delante en un momento del partido en el que el Girona estaba mucho mejor. Con 'Roro' Riquelme como pivote de sus intenciones ofensivas, los albirrojos llegaron una y otra vez con peligro a los alrededores de la portería de Bono, que estuvo correcto cuando debió actuar, pero divisó más veces de las que le habría gustado al cedido por el Atlético de Madrid en su frontal.
El desborde del joven no fue el único factor de la inferioridad andaluza, que se debió también a su inseguridad para sacar la pelota de atrás. Fernando estuvo especialmente flojo en los primeros minutos. A su compañero Nianzou le desplazó, inicialmente, de esta negatividad haber estado tan bien para abrir la lata, pero la línea de atrás al completo volvió a las andadas con el arranque de la segunda mitad.
Es entonces cuando los de Montilivi montaron una contra exprés y se ayudaron de la presencia de Toni Villa a un costado del área. Villa se deshizo de Joan Jordán, que se lanzó demasiado rápido al suelo y se 'comió' su amago; entonces, dispuso el cuero hacia dentro para Stuani, que, de primeras y usando el interior de la diestra, batió a Bono. Era la semilla de la remontada y de la continuidad de los hispalenses en el filo de la zona de descenso.
Aquellos problemas en la salida de pelota a los que se hacía alusión anteriormente en este texto reaparecieron de nuevo con Nianzou como pecador. Si parecía haberse salvado de las críticas por su gol, se metió de lleno en ellas porque, cuando quedaban tan solo dos minutos para el cierre del tiempo reglamentario, se hizo un lío y le regaló la pelota a Valery en la frontal de Bono. El '11', que había entrado desde el banquillo, conectó entonces con otro revulsivo, Yangel Herrera, que sentenció de vaselina.
Los tres puntos se antojan justos para el Girona, que, al fin y al cabo, estaba llevando a cabo una notable actuación antes del gol de Nianzou y no desaprovechó el tiempo para corregir este volantazo. La plantilla de Sampaoli, en cambio, regresa al Ramón Sánchez-Pizjuán frustrada y triste. Parecía que estaba preparada para abandonar su desastrosa dinámica y no lo está. Naufragó de nuevo y, de nuevo, se ve pegado a los puestos de rojo.