Si el fútbol tiene versos libres, Bryan Zaragoza es uno de ellos. El joven malagueño, que lleva un tiempo en boca de muchos, ya está en la de todos. En la visita del Barcelona por la jornada 9 de la Liga, anotó un doblete que lanzó al Granada a por una victoria que habría sido inesperada y que, al final, no fue directamente. 17 segundos bastaron para que batiera a Ter Stegen y 29 minutos, para que repitiera la operación, que puso a los catalanes a remolque. Y ahí permanecieron, con una infinidad de intentonas de por medio, hasta obrar las tablas gracias a uno de los revulsivos de Xavi Hernández: Sergi Roberto.
Si los suyos se vieron obligados a ir a contracorriente desde tan pronto e incluso después de la primera media hora fue por su debilidad defensiva. Nada más sacar de centro, Gavi protagonizó una pérdida de balón impropia de él para que los nazaríes montaran un ataque relámpago que Lucas Boyé condujo hacia la estrella del día. Esta, con un golpeo seco, explotó que las manos del meta 'culé' no estuvieran tan duras como en otros partidos para abrir la lata.
La diana hizo que los focos señalaran, con acierto, al '26', pero también podrían haberse centrado el '7', que debería opositar a 'MVP' a pesar de que 'solo' obró esta asistencia. Aparte de ser uno de los quebraderos de cabeza por los que la defensa visitante no podía descuidarse en ningún momento con las contras de los anfitriones, se dejó ver atrás como si de un defensa más se tratara y despejó gran parte de la cascada de centros azulgranas para buscar el empate.
Las luces no pudieron evitar iluminar más a un Bryan Zaragoza que anotó un doblete y tuvo opciones de celebrar un 'hat trick'. Para el 2-0, se asoció con Gumbau, encaró a Koundé en el área de Ter Stegen, le rompió con un par de recortes y superó al guardameta con un tiro fino usando el exterior de la diestra. Al rato, el central francés, en un día aciago, completaría una jornada para olvidar lesionado porque, al taponar un chut, Gavi se cayó sobre su rodilla y le hizo un esguince.
Con la inspiración del joven malacitano como principal argumento ganador del Granada, el Barcelona expuso los suyos, faltos de más hombres en forma y más alternativas a jugar por dentro. Por el centro, los nazaríes cerraban las vías de pase de los de Xavi, que se encomendaron a un Joao Félix muy activo. Probablemente, al luso le vino de perlas que su entrenador le permitiera libertad de movimientos. Ferran Torres, más enrolado en una figura de '9' para suplir la ausencia de Robert Lewandowski, no entró tanto en juego aunque acabara con posibilidades de ver puerta, como sí hizo Lamine Yamal.
El '27', en una de tantas intentonas de Félix, estuvo en el sitio perfecto, detrás de André Ferreira, para recibir la pelota mientras el portugués se caía entre centrales y, sin portero delante, recortó distancias. Fue una diana histórica. Con ella, se convirtió en el más joven de la historia del Barcelona y de la Liga Española en anotar por delante de Fabrice Olinga. El ex del Málaga lo hizo con 16 años y 98 días; él, con 16 años y 87 días.
Quizá los catalanes tendrían que haber tratado de conectar más con él en un despliegue de muchas prisas, muchos nervios y poca efectividad. Llegó a haber hasta 10 tiros a puerta sobre la meta andaluza, pero, como la mayoría eran chuts centrados, testarazos mansos que se iban desviados o llamadas a la suerte desde la frontal, se turnaban salir por línea de fondo o acabar en los guantes del guardián local, que estuvo más que correcto.
La solución llegó desde el banquillo. Xavi lanzó al campo a Sergi Roberto para que su polivalencia dotara a los suyos de un toque extra de desorden ordenado, de alternativas de pase para Gündogan y de motivos para agitar la zaga y que los 'culés' se desmarcaran a su espalda. Un primer aviso con un caracoleo del alemán antes de encontrar a Balde, otro de los tenores del ataque azulgrana, precedió a la jugada del empate.
En ella, Oriol Romeu abrió a un costado del área para el lateral, que conectó, con un envío tenso, con Sergi Roberto, indetectable por la defensa llegando en segunda línea. El balón venía tan potente que bastaba con un ligero toque para convertirlo en un imposible a ojos del guardameta contrario y así ejecutó el rematador. Con su tanto, el Barça terminó de volcarse arriba, pero no estuvo lejos de encajar el 3-2 por mucho que el posible 2-3 vaya a copar el debate: en un error de Romeu en la salida de balón justo después del gol, Bryan Zaragoza le buscó las cosquillas de nuevo a Ter Stegen por el palo corto y se encontró con la madera.
La réplica azulgrana la dio Joao Félix, que ha regalado otra semana en la que se hablará, probablemente, más de si un fuera de juego era fuera de juego que de la riqueza del partido en el que se produce ese fuera de juego. El caso es que, en el tiempo de descuento, remató un centro largo a quemarropa y completó la remontada de los suyos. El problema, que Ferran Torres, adelantado a la línea nazarí, peleó por el envío aunque no lo alcanzara y condicionó la salida del portero, además del movimiento de los zagueros.
El reglamento dicta que se puede invalidar una acción en la que un futbolista está en posición antirreglamentaria si este está "impidiendo que juegue o pueda jugar el balón al obstruir claramente el campo visual del adversario", "disputándole el balón", "intentando jugar claramente un balón cercano mediante una acción que tenga un impacto en un adversario" o "realizando una acción que afecte claramente a la posibilidad de un adversario de jugar el balón". ¿Se corresponde alguna de estas acciones con lo que hizo Ferran? A ojos de Soto Grado, sí, así que el partido de Los Cármenes se cerró con empate.