Historia. Otro término no puede definir lo que vivió el Ciutat de València. Una desgracia para los 'granotas' y la auténtica felicidad en los 'babazorros'. Una noche que se recordará durante generaciones en los libros del fútbol español, porque fue de las cosas que no puedes resumir con palabras.
El Deportivo Alavés es equipo de Primera División. El conjunto de Luis García Plaza ascendió a la élite a expensas del Levante con un gol de penalti de Asier Villalibre en el minuto 129 (0-1). Sí, como lo estás leyendo. El tesoro se lo pudo llevar cualquiera en la prórroga, pero el destino le sonrió al cuadro vasco por la mano de Róber Pier en su área.
Bouldini y Villalibre calibraron puntería
Ambos fueron conscientes en todo momento que cualquier pequeño e insignificante detalle podía decantar la balanza. Empezó mejor el cuadro visitante, aunque el local no se quedó atrás conforme la arena caía al otro lado del reloj. 1º fue Asier Villalibre el que aprovechó un balón suelto en el área para probar fortuna, pero este acabó por encima de la meta de Joan Femenías.
El miedo entró en escena y cada paso que daban era como escalar el Everest. Hasta allí se elevó Mohamed Bouldini, quien venció en el aire a su par para conectar un centro desde la izquierda, pero la trayectoria fue la misma que la de su rival: a la grada. Pero esto era un constante vaivén de respuestas y la más clara de la 1ª mitad fue visitante.
Comerse el palo para soñar con el ascenso
Róber Pier fue el héroe del Levante justo en el momento en el que el Deportivo Alavés se relamió. Rubén Duarte sirvió el esférico desde la zurda, que se paseó por el área pequeña. Miguel de la Fuente no llegó a rematar, pero Nahuel Tenaglia sí. Lo inesperado fue que el central local se abalanzó al disparo como si le fuese la vida en ello y, literalmente, se comió el palo. Todo por su escudo.
Ese que era consciente de que el paso por los vestuarios motivaría al 'Glorioso' por una sencilla razón. El empate con el triple pitido final suponía el tiempo de prórroga. Y si no cambia nada, los anfitriones ascendían sin la obligación de acudir a la tanda de penaltis. Es por ello por lo que los hombres de Luis García Plaza salieron del túnel con la 6ª marcha.
El muro Femenías
Menos mal que para el interés valenciano estuvo sobresaliente Joan Femenías. Nada más la reanudación, Miguel de la Fuente disparó el fusil por bajo directo a la red, aunque el '1' sacó una mano salvadora. Y por si fuera poco, tuvo la capacidad de levantarse cual muelle y sacarle los reflejos felinos al rechace de Luis Rioja.
A partir de aquí, los nervios tomaron la iniciativa del partido. En especial, en las butacas del Ciutat de València. Esas en las que respiraban aficionados del Levante enmascarados con el retrato de la impaciencia. La de ver como su rival iba ganando terreno y creyendo en que se podía llevar el gato al agua. La tensión se cortaba con un juego completo de cuchillos.
Sedlar y Sivera salvaron la intriga; Rebbach perdonó la sentencia
Sin embargo, la contienda se subió en el tramo final a la montaña rusa de la frenética. De ida y vuelta. Esa en la que Aleksandar Sedlar puso el pecho en el camino del pepinazo de Joni Montiel a las mallas. Esa en la que Antonio Sivera sacó la roca debajo del guante para mantener las gafas. Esa en la que Roberto Soldado no encontró los 3 palos.
Hablando de revulsivos, Abde Rebbach seguirá pensando cómo no marcó el 0-1. Perdonó la sentencia como si la piedad fuese ley escrita en el fútbol. El argelino aprovechó el fallo de Marc Pubill, aunque no supo encajar en el engranaje el mano a mano del que disfrutó ante el desafío de Joan Femenías. De esas situaciones que no sabes explicar por qué suceden. Porque sí: este cuento se decidió en la prórroga.
De Frutos reventó el larguero
Y el trabajo pudo dar sus Frutos. ¿A que sí, Jorge? El '18' fabricó un zurdazo inapelable y malvado a la vez que se estrelló en el larguero de Antonio Sivera. Los decibelios crecieron exponencialmente en la capital del Turia ante el sufrimiento del respetable vasco presente en la escena del crimen futbolístico.
Lo que sí pudo ser un asesinato a los corazones del Levante fue la que perdonó Mamadou Sylla nada más entrar tras la pausa de la prórroga. Abde Rebbach cocinó el caramelo de fábula a las botas del delantero, quien en su primer contacto con la redonda lo mandó fuera del marco 'granota'. El rostro de Luis García Plaza, arrodillado en la zona técnica, lo dijo todo.
El destino le sonrió a Villalibre
Pero esto es fútbol, damas y caballeros. Superado el minuto 120, Róber Pier impactó al balón con el brazo, lo que provocó la llamada del VAR a Hernández Maeso, quien acudió a la pantallita. Esa en la que la imagen es clara y esa con la que indicó la pena máxima. El partido más importante de la temporada se iba a decidir desde los 11 metros. El destino es muy caprichoso cuando quiere.
Hasta allí se marchó Asier Villalibre, el búfalo de la barba que engañó a la perfección a Joan Femenías. El esférico superó la línea de meta, el 0-1 definitivo subió al marcador y el Deportivo Alavés, ese equipo que lleva luchando todo el curso con el cartel de plata, se bañó en oro por culpa de la tranquilidad y el fútbol de su '12'. Para ponerle la guinda al pastel 2022-23, la verdad es que no ha estado mal.