La falta de efectividad en los últimos metros hizo que el Lugo no encontrase la manera de darle la vuelta al marcador. La derrota en el Anxo Carro ante el Eibar por 0-1 supuso perder la oportunidad de subirse al tren de la salvación.
El equipo lucense no supo poner en aprietos al conjunto 'armero', pese a estar en superioridad numérica durante toda la segunda parte tras la expulsión de Javi Muñoz. Stoichkov marcó de penalti para los visitantes.
Con la obligación de ir a por los tres puntos, el cuadro local cogió las riendas del partido desde el principio. Pero en frente se encontró a uno de los conjuntos más fuertes de la categoría y, además, claro candidato al ascenso.
El Lugo impuso su condición de local sobre el rectángulo de juego, ya que contó con la inestimable ayuda de su afición, la cual empujó durante la mayor parte del choque. Aunque no fue suficiente para cosechar los tres puntos.
Gol y expulsión
El conjunto 'armero' se adelantó en el duelo a los 40 minutos de la primera mitad. Pantic tocó el balón con la mano y el colegiado señaló pena máxima después de haber revisado la jugada en el VAR.
Stoichkov -máximo goleador del equipo de Ipurua- fue el encargado de ejecutar el lanzamiento desde los once metros. El futbolista cogió carrerilla y, aunque no consiguió engañar el lado por el que tiró, puso el balón lo más ajustado al palo para que acabase en el fondo de la portería.
A los cinco minutos, antes de que el árbitro indicase el camino hacia los vestuarios, una nueva acción hizo que el colegiado se acercara a la pantalla para estudiar una posible roja. De manera completamente involuntaria, Javi Muñoz golpeó la pierna de Javi López por encima de la rodilla mientras giraba sobre sí mismo. Sin embargo, el árbitro no lo consideró así y terminó sacándole la tarjeta roja.
La superioridad numérica no cambió nada
Tras el descanso, el equipo del Anxo Carro comenzó con una declaración de intenciones. Joan Carrillo dio entrada a una nueva pieza para la parcela ofensiva con vistas a revertir la situación.
Pero la falta precisión en los metros finales fue el principal obstáculo para los lucenses, que no consiguió poner las tablas en el marcador. Es más, el cuadro visitante aprovechó un error en defensa para sentenciar el partido en los últimos minutos. Jon Bautista le robó el balón a Alberto, que dejó vendido a su portero. El delantero batió a bocajarro al guardameta.
Con este resultado, el Lugo sumó una nueva sangría que lo dejó, una jornada más, en la penúltima posición. En cambio, el Eibar se apuntó la tercera plaza a expensas de lo que hagan el resto de clubes.