El Málaga es uno de esos equipos condenados al sufrimiento. Su afición lo conoce desde hace muchos años, pero, esta temporada, a pesar de contar con calidad en su plantilla, se está viendo preso de una dinámica derrotista que no desaparece ni aun cuando el trabajo está bien hecho. Frente al Tenerife, en la jornada 22 de Segunda División, La Rosaleda acogió un amago de desastre que evitó Rubén Castro. El encuentro quedó 1-1: reparto de puntos.
En líneas generales, los 'boquerones' estuvieron mejor. La diferencia entre los dos equipos no fue sideral y los chicharreros también pugnaron por el triunfo de principio a fin, pero las mejores oportunidades las generaba el combinado de Martiricos. La mejor evidencia, un chut raso de Rubén Castro que Sipcic tuvo que sacar bajo palos. Entre el '24' y Fran Villalba, el equipo encontró a sus mayores referentes arriba.
Como ya ha ocurrido en tantos otros compromisos, a los andaluces les golpearon cuando más a gusto se encontraban. Bien entrada la segunda mitad, daba la sensación de que, si iba a llegar un gol, iba a ser en el lado local del marcador. Nada más lejos de la realidad. Samuel Shashoua, tras un jugadón de Iván Romero por un costado del área de Rubén Yáñez, mandó el cuero a la red del guardameta con un golpeo de primeras que llevó al cuero a dar en el larguero antes de ingresar a las mallas.
Esta diana lo aceleró todo y rompió el partido, que el Málaga trató de dominar con muchas más prisas que antes porque se veía, de nuevo, cerca de acabar perdiendo un encuentro en el que había hecho méritos suficientes para imponerse. Hay que subrayar, eso sí, el acierto de Ramis a la hora de utilizar a Shashoua como revulsivo para el segundo acto, en el que se notó mucho su presencia. Quizá le 'ascienda' a titular tras esta actuación.
En todo caso, su tanto fue igualado por uno de Rubén Castro cuando quedaban menos de cinco minutos para el cierre del tiempo reglamentario. El '24' batió a Juan Soriano desde la frontal con un derechazo raso, pero, entre él y la portería, se encontraba Fran Sol. Como el colegiado interpretó, en primera instancia, que el '9' había estorbado a Soriano, pitó fuera de juego posicional. Una vez revisada la acción en el VAR, se corrigió y concedió el 1-1.
El alargue, de siete minutos, hizo del duelo un correcalles con término en una intentona de chilena de Fran Sol que dejó a las gradas de La Rosaleda al borde del júbilo. Resultó emocionante arreglar la que iba a convertirse en otra faena de esta temporada aciaga, pero, con la frialdad de los números por delante, las tablas no sirven para huir del descenso. Tampoco son el mejor premio para un Tenerife que, al menos, aplaca a uno de sus rivales clasificados, de momento, por debajo.