Se veía venir

Era tan clarividente que solo el reloj retrasó lo inevitable. El Mallorca tiene una identidad, un sello propio y un valor añadido que le elevan al siguiente nivel. El equipo de Jagoba Arrasate venció por la mínima (1-0) al Rayo Vallecano en el entrante del menú dominical en la jornada 10 de Primera División. Un triunfo tremendamente merecido que se veía venir hasta tapándote un ojo. Celebración marca de la casa de Vedat Muriqi, cuyo cabezazo sin oposición a la salida de un saque de esquina derribó el muro de Augusto Batalla. Perdió la cuenta de sus paradas, pero es humano.
Una jugada que nació del córner puesto con música de Dani Rodríguez. Precisamente, el culpable de que el 2-0 no subiera al marcador en el minuto 96. En la última acción de la contienda. En el partido de homenaje por sus 250 apariciones con el tridente, arrancó en posición antirreglamentaria en los prolegómenos del tanto de Óscar Valentín en propia puerta. No pudo sacar la vaselina de Antonio Sánchez, pero el VAR contactó con Alberola Rojas para decretar el fuera de juego del '14'. Haciendo balance, resultado extremadamente escaso. Día para olvidar en el bando de Íñigo Pérez.
Los contrastes se diferenciaron desde el inicio. Los locales, adeptos al juego directo bajo la confianza ciega sobre Dominik Greif y la profundidad de Johan Mojica. Los visitantes, al grano con transiciones rápidas. Sin relleno. 'Grosso modo', ni el palo ni el césped quisieron celebrar el primer tanto de los 'diablos' en el transcurso previo al descanso. Vedat Muriqi se las ingenió para habilitar a Robert Navarro. Libre de marca, el '27' reventó la pelota en busca del 1-0. Esa presunta diana se quedó en tierra de nadie cuando el esférico impactó en la madera para la felicidad de los huéspedes.
Incluso las leyes de la física mantuvieron el resultado gafas. Y, de nuevo, con el kosovar en boca de todos. Si en tierras baleares se están enganchando al café, el '22' guarda la culpabilidad. En el enésimo centro desde el sector zurdo, el 'pirata' de la coleta se elevó para surcar los cielos y cabecear hacia puerta. Prácticamente, estuvo cantado. Los 18.316 presentes se prepararon para la celebración a la vez que el propio bote del esférico en el verde lo impulsó por encima del larguero de Augusto Batalla. El hombre del cerrojo que protegió la igualdad con hasta el alma cuando hizo falta.
Sobre todo, justo en el instante en el que Robert Navarro se relamió. Una falta botada por Sergi Darder acabó con la redonda muerta y sin dueño en el corazón del área. El extremo se apoderó de la ocasión más clara de la primera mitad. Habría sido el 1-0 de no ser por el guante celestial del '13'. Palma diestra dura y peligro despejado a bocajarro en una de las intervenciones de la jornada. Por méritos y, en especial, por la trascendencia. En la ventana psicológica. Pudo ser el punto de inflexión de la contienda, pero el Mallorca captó información para buscar la manera de derribar el muro.
Ese que, tras el paso por los vestuarios, continuó con el empeño de detener todo lo que interceptase su radio de acción. En el enésimo ensayo a balón parado del '10' de los 'diablos', el envío viajó hacia la testa de Martin Valjent. Prolongó hacia atrás buscando el palo largo, pero salió algo centrado y en la ubicación perfecta para la mano cambiada de Augusto Batalla. Conforme el paso de los minutos, el argentino ganaba credenciales para llevarse el 'MVP' del encuentro. Sin oposición ni pruebas, pero tampoco dudas. Ante el asedio balear, Íñigo Pérez probó fortuna agitando el árbol.
Pathé Ciss, Sergi Guardiola, Óscar Valentín y James Rodríguez saltaron al verde para proponer algo distinto. Lejos del éxito, el plan de Jagoba Arrasate funcionó como la seda. La entrada de Dani Rodríguez se sumó al talento de Sergi Darder. Y a partir de ahí, la idea de colgar balones a sus hombres de referencia fue tan previsible como certero. Quién si no. El pirata Vedat Muriqi. El delantero de las esperanzas bermellonas voló sin motor para liberar cualquier marca rival y solo tuvo que conectar el saque de esquina del '14' para dejar petrificado al único responsable de la igualdad.
El 1-0 no fue la única noticia trágica para Íñigo Pérez. Minutos antes, se vio en la obligación de agotar sus modificaciones por la lesión de Abdul Mumin. Aridane Hernández salió al rescate, aunque de poco sirvió en el contador de esperanzas madrileñas. De hecho, Jorge de Frutos fue el único argumento que tuvo algo que decir en la segunda mitad. En una transición rápida, se las apañó para sacar el chut raso hacia los 3 palos. Carente de potencia, acabó mansamente en las manos de Dominik Greif con especial mención a las labores de molestia de Antonio Raíllo.
Ya en el tiempo de añadido, el 2-0 no se quedó en la fiesta de Son Moix por centímetros. Los de más que aprovechó Dani Rodríguez para ganar un balón al espacio por el costado diestro. Habilitó a Abdón Prats, quien se inventó una entrega majestuosa hacia Antonio Sánchez. El '18' se sacó de la bota una sutil vaselina para vencer a Augusto Batalla. Óscar Valentín intentó sacar el cuero en la línea de gol, pero se quedó en el intento. Para su suerte y la de sus compañeros, el VAR acertó al llamar a Alberola Rojas. Brazo en alto y hasta se le pudo leer la decisión: "Fuera de juego".
Sin embargo, lo que se veía venir a kilómetros de distancia es que el Mallorca iba a tener mucho que decir esta temporada. Jagoba Arrasate muere con una identidad y a las Islas Baleares no pudo llegar mejor heredero al banquillo que dejó huérfano Javier Aguirre. En la pasada campaña, la final de la Copa del Rey. Contra el Athletic Club. Precisamente, rival al que le ha igualado los 17 puntos, unidades que marcan la plaza momentánea de Champions League. Es pronto para hablar de objetivos y aspiraciones, pero el proyecto camina por la dirección correcta para pensar en Europa.