Todo el potencial ofensivo que mostró el Milan la jornada pasada ante el Nápoles desapareció este viernes ante el modesto Empoli, contra el que no pudo pasar de un empate a cero en el Giuseppe Meazza (San Siro) a pocos días del choque de cuartos de final de Liga de Campeones, de nuevo contra el equipo napolitano.
El equipo alternativo de Pioli no funcionó ante un Empoli de media tabla que no generó apenas ocasiones y que tampoco fue una roca atrás.
Simplemente bailó al ritmo lento de un Milan que, como le pasara a principios de año, se mostró sin hambre, con Origi y Rebic desaprovechando la enésima oportunidad para demostrar que pueden servir para algo más que los minutos residuales.
Pero fueron incapaces de hacer daño. En la primera mitad, una doble ocasión de Rebic y Theo fue la mejor baza de este Milan desdibujado, que pese a no recibir peligro con Tonali y Bennacer de nuevo dominando la medular, no estuvo fino en los metros finales, inoperante e incapaz.
El segundo acto comenzó de cara para los 'rossoneri'. Y es que el minuto 57, un testarazo de Rebic pareció golpear en el brazo de un defensa del conjunto visitante y el colegiado señaló pena máxima.
Celebró San Siro, que veía cómo un penalti podía desatascar un partido clave para acercarse a la segunda plaza de la Serie A y aprovechar el pinchazo del Inter.
Pero intervino el VAR y el colegiado revisó la jugada. El balón golpeó primero en la cabeza del zaguero y anuló, por tanto, el penalti, frustrando a un Milan que, con el palo de Florenzi, empezó a darse cuenta de que esta no era su noche.
Pioli no quiso renunciar a los tres puntos y sacó la artillería pesada. Brahim, Leao, Giroud y De Ketelaere fueron entrando progresivamente en el partido, y el Milan empezó a generar mucho más peligro, especialmente con centros laterales, acumulando muchos efectivos en el área, provocando que el Empoli se hundiera y fuera incapaz de sorprender a la contra, más preocupado de achicar aguas para mantener el empate.
Los centros parecieron dar resultado en el minuto 89. Giroud se impuso a su par y cabeceó al fondo de las mallas un pase de Florenzi. Celebró de nuevo San Siro otro gol salvador del delantero galo, que no se cansa de aparecer en los momentos claves.
Pero ésta no era la noche del Milan y el VAR volvió a amargar el partido de los aficionados milanistas, que vieron cómo el colegiado anulaba el gol porque el remate de su ariete no fue con la cabeza, sino con la mano.
No fueron suficientes los siete minutos de descuento, ni los múltiples intentos que volvió a rubricar, ni el empeño en los minutos finales de los Leao, Brahim y Giroud, que revolucionaron el partido, para que el Milan consiguiera una victoria y encarara los cuartos de final ante el Nápoles en 'Champions' con una alegría.
No fue un buen partido del Milan. La actuación plana de la 'Unidad B' evidenció la dependencia de los hombres importantes para los resultados del club y condenó al equipo en una jornada clave, con mal sabor de boca justo antes de la semana más importante de lo que va de año.