El fútbol tiene caprichos curiosos. La costumbre de que el ex futbolista de un equipo marque contra este, que cierto argentino acabara cumpliendo el sueño de su vida en Catar, la coincidencia de jugadores legendarios a lo largo de las mejores temporadas de sus carreras... De vez en cuando, toca vivir 'casualidades' como estas y, gracias a una de ellas, el Atlético de Madrid derrotó a Osasuna en la jornada 19 de Primera División.
Los del Cholo Simeone, en un partido igualado en el que llegaron a sufrir de lo lindo, vencieron merced a un gol de Saúl Ñíguez. El centrocampista, que ha sido toda una institución rojiblanca, parece a punto de firmar con el Valencia en este mercado de fichajes. Esta semana, a tenor de la prensa nacional, se habían acelerado las conversaciones, conque su diana podría convertirse en un regalo de despedida anticipado.
Además, su asistente fue otro jugador de presente turbulento en el equipo, Rodrigo de Paul. Se le ha criticado duramente desde la afición 'colchonera' por algunos amagos de indisciplina desde que ganó el Mundial de Catar con Argentina, pero la realidad es que, en Pamplona, estuvo acertado. Cuando los de Jagoba Arrasate estaban volcados en los alrededores del área de Oblak y se veían con opciones de sumar los tres puntos, rompió su defensa con un pase magistral a su espalda.
Antes de que el Atlético anotara este gol, Osasuna tuvo varias ocasiones claras para hacerlo. Jan Oblak hubo de sacar a relucir su mejor versión ante un remate bajo de Moi Gómez a la altura del segundo palo o un chut potente de Diego Moreno -entre otras ocasiones- que se envenenó al tocar en Saúl y que le obligó a palmear arriba. Por estas acciones, la sensación previa al 0-1 era de que lo más probable era que llegara el 1-0.
Por las crisis de fe que han asaltado a los rojiblancos esta campaña, haber dado la vuelta a la tortilla de esta manera vale mucho más de lo que puede parecer. En caso de haberse impuesto el conjunto pamplonica, habrían saltado las alarmas en el despacho del Cholo Simeone, que vive unos días crudos después de perder contra el Real Madrid en la Copa del Rey entre protestas del club y la afición por la actuación arbitral.
En El Sadar, las causas de esta venida a menos se pudieron estudiar detenidamente. Aunque De Paul mejoró y ofreció una buena actuación, Antoine Griezmann sigue siendo el principal responsable de hacer fluida y punzante la propuesta de los madrileños, que tuvieron serios problemas para hacerse con el dominio y se vieron a remolque durante los tramos más importantes del duelo, los cercanos al pitido final.
Es por eso que Jan Oblak tiene tanto mérito en el triunfo como Saúl aunque el centrocampista se lleve los titulares de prensa. De no ser por su ejercicio de contención ante unos navarros valientes y sin complejos, quizá la victoria no habría llegado. Los locales, sustentados en la inventiva de Abde arriba y en la solidez de Aridane atrás, dieron forma a una actuación colectiva seria, acertada, trabajada y que habría sido argumento suficiente para ganar.
Aunque la imagen de los dos equipos, que lleva al aficionado a pensar, en la previa, que es el Atlético el que debe tomar la iniciativa, hace creer que todo avance de Osasuna es más valorable de lo habitual, El Sadar es un campo muy difícil de visitar, como siempre. De este modo, aunque los del Cívitas Metropolitano no estuvieran lejos de una amarguísima derrota, pueden estar satisfechos de haber superado uno de los desafíos importantes de la temporada de Liga, vencer en Pamplona.