Osasuna recuperó la sonrisa en su feudo. El conjunto rojillo, al fin, pudo brindarle la primera victoria del curso a su afición en El Sadar, un estadio que siempre se ha caracterizado por ser un fortín, pero donde, de momento, se habían escapado demasiados puntos.
El Granada comenzó muy vertical en los primeros compases del choque, pero muy pronto, el cuadro de Arrasate lo contrarrestó. Tanto que, en el minuto 11 del partido, se puso por delante por mediación de Budimir.
Eso sí, con incertidumbre, ya que la posición del atacante fue muy justa. El Chimy Ávila le surtió de un pase en profundidad de maravilla y el '17', tras driblar a Ferreira, puso el 1-0 en el electrónico tras la posterior validación de la sala VAR.
Muy poco del conjunto nazarí en ataque, que apenas inquietó a Sergio Herrera en la primera media hora. Eso sí, mostró sus flaquezas en defensa una y otra vez. La presión de Osasuna surtió efecto y apenas le duró el esférico en su poder a los pupilos de Paco López.
No obstante, los locales se relajaron fruto del resultado y eso lo aprovechó el Granada con dos acciones concretas. Primero, Boyé tras una entrega al área de Melendo, pero Sergio Herrera encimó muy bien al argentino. Después, por partida doble, con Álvaro Carreras al segundo palo, que consiguió sacar un tímido disparo. Se estiró con todo el meta rojillo y despejó la pelota. El posterior chut cruzado de Bryan Zaragoza fue manso a sus manos.
La segunda mitad arrancó con el arreón, o intento de ello, de un Granada que quiso igualar el marcador cuanto antes, pero que tan solo fue un espejismo. De hecho, Osasuna pudo ampliar su ventaja en el 49', pero Miguel Rubio llegó de forma providencial a impactar con la pelota cuando Budimir ya había cargado el disparo.
El conjunto rojillo no se vino abajo ni mucho menos cesó en su intento de aumentar el marcador. Fue así, cuando en una jugada de tiralíneas entre el Chimy Ávila y Budimir, cuando el croata cayó en el área tras ser golpeado por Ferreira y todo el banquillo local reclamó la pena máxima. Un penalti que acabó concediendo Mateo Busquets tras consultarlo con el VAR y que fue el propio delantero el que lo transformó en el 2-0 y en su doblete particular.
Este tanto dejó muy tocado al conjunto nazarí, que fue preso de su frustración y desesperación tras verse por debajo en el marcador por dos goles. Paco López trató de buscar soluciones con los cambios, pero apenas surtieron efecto, ya que el Granado siguió muy apagado.
Por si eso fuese poco, cuando mejor y más animado pareció estar el Granada, los andaluces se tuvieron que enfrentar a un nuevo contratiempo. Esta vez fue en forma de expulsión, tras una entrada de Boyé sobre el tobillo de Aimar Oroz que acabó en roja directa, previa consulta al VAR.
El partido entró en un terreno pantanoso y en tierra de nadie. Al Granada seguía sin salirle nada, mientras que Osasuna tocó y jugó con su ventaja en el marcador. Tanto que, con el tiempo prácticamente cumplido, Raúl García puso el tercero en el marcador. Sin embargo, Mateo Busquets fue alertado por el VAR y, finalmente, el tanto no subió al marcador por un fuera de juego milimétrico de Kike Barja, en un balón que recibió en el flanco derecho.
No hubo tiempo para más y el colegiado decreto el final de los 90 minutos. Triunfo y sensación de superioridad de un Osasuna que se recuperó de la goleada del Bernabéu y lo que es aún más importante: sumó su primera victoria en El Sadar. Todo lo contrario que el Granada, que sigue sumido en los puestos de descenso y no gana desde el pasado 26 de agosto. Drama total en el conjunto de Paco López.