Las crisis se resuelven así, con goleadas fuertes. El PSG se vio en vuelto en una polémica por el supuesto contrato de Mbappé, pero a base de goles y espectáculo ha alejado los problemas y ha atraído las sonrisas en un Parque de los Príncipes a reventar ante el Maccabi Haifa.
Más goles que fútbol, eso sí. Los dos equipos se dejaron ir por momentos. Para el espectador neutral, una fantasía, pero así parece complicado ganar la Champions. Aun así, el ataque es tan sensacional que quita el habla. Y lo de Messi... de otro planeta.
Pronto la tuvo Fabián, pero el que no perdonó dentro del área fue Messi, que le pegó casi con desgana pero con una calidad inmensa, el exterior y una zurda impecable. 1-0 a los 19 minutos. El segundo se haría de rogar, en el 32', desde el mismo ángulo aunque, esta vez, con la diestra de Mbappé a la escuadra.
Solo tres minutos después, Messi encontró al tercero en discordia, a Neymar, que se plantó solo ante Cohen y no perdonó en el mano a mano. Uno de los mejores ataques de todos los tiempos, aunque en cuestión por una supuesta mala relación con Mbappé como protagonista.
La respuesta del Maccabi Haifa llegó en el minuto 38, en un centro a balón parado de Atzili y el cabezazo de Seck al fondo de las mallas. El PSG, arriba, un espectáculo... pero atrás, un infierno. Y eso que, este martes, estaban Sergio Ramos y Marquinhos de centrales, pero los visitantes pudieron hacer cuatro goles perfectamente.
Al filo del descanso, Messi lo volvió a hacer: pared con Mbappé, que la devolvió perfectamente para que Messi recortara, se perfilara y disparara con su maravillosa zurda a la base del poste rival. Sensacional. 4-1 al descanso, y todavía muchos goles por contar.
Nada más comenzar la segunda parte, el Maccabi Haifa dio un paso adelante y recortó distancias tras una serie de rechaces con el cabezazo de Seck, que se fue de París con un doblete bajo el brazo. Parecía que se animaba el Maccabi ante la influencia de sus aficionados, pero el PSG volvió a acelerar.
Sobre el 64' de juego, Mbappé encontró de nuevo el ángulo imposible con un disparo potente y colocado que sentenciaba el encuentro. Tres minutos después, internada de Neymar por la izquierda, centro y Goldberg no pudo repeler el peligro. Él no quería, pero acabó introduciendo el balón en su propia meta.
Galtier se dio el gusto de rotar, sentar a Mbappé y, aun así, llegó el séptimo en las botas del recién entrado Carlos Soler, que fusiló las redes del Maccabi tras la segunda asistencia de la noche de Messi, protagonista poco antes con un remate al travesaño. Una noche espectacular, lo que viene siendo una orgía de goles en París.