La panorámica de Madrid predijo lo que iba a suceder. El silencio, la soledad y la oscuridad de los aledaños de Vallecas contrastaron con la euforia, la felicidad y la 1ª victoria local del Rayo Vallecano en 2024. Cuánta falta hacía. Porque la sonrisa no se esbozaba en el estadio del pueblo desde tiempos inmemorables. Siendo más exactos, desde septiembre del año pasado. Media vuelta al Sol después, los de Íñigo Pérez respiran para alejarse del descenso. Ese que cada vez se acercaba más.
El 2-0 endosado al Real Betis en la jornada 29 de Primera División nació de la falta directa de Florian Lejeune y la picadita traviesa de Sergio Camello. 2 bocanadas de aire fresco con las que los capitalinos se quedan con 7 puntos de margen sobre la zona que nadie quiere pisar. La que te condena al abismo. A la par que los sevillanos lamentaron la 3ª derrota consecutiva. Fue llegar la eliminación en la Conference League y romperse los esquemas de Manuel Pellegrini, quien solo celebró el regreso de Isco Alarcón.
La madera tiró para casa
Pese al descafeinado del comienzo, los hombres vestidos de negro inquietaron los intereses de Stole Dimitrievski. Ayoze Pérez arrancó pasado de revoluciones. Estuvo en todas. En las buenas y en las malas. Además, tuvo el descaro de intentar el 0-1 de chilena. No obstante, el remate apenas significó peligro. Hasta que la madera tiró para casa en la más clara del bando visitante hasta el descanso. La que suspiró el hombre de la máscara y el '8' en la espalda: Nabil Fekir.
Unai López se durmió en los laureles y el francés le robó la cartera en su cazuela. Consiguió armar la zurda con dirección portería. Pero Abdul Mumin tapó el golpeo y la modificación de la trayectoria se estampó en el palo derecho según la percepción del guardameta de Macedonia. A partir de aquí, el juego parado se hizo de notar con sustos físicos en ambos bandos. Para Óscar Valentín y Johnny Cardoso, cuya rodilla derecha hizo saltar las alarmas.
'Oh là là'
Hasta que Germán Pezzella cometió la inocentada de derribar a Isi Palazón en su media luna. Y Florian Lejeune se frotó las botas. Homenaje a los croissants. 'Oh là là'. El zaguero reventó el esférico hacia la posición de Rui Silva, cuyos guantes no pudieron evitar el 1-0. Al filo del intermedio y para brindar nuevas esperanzas de celebrar una victoria en Vallecas meses después. Lo que no pasaba desde el 2-0 al Deportivo Alavés del 15 de septiembre de 2023. Una eternidad.
El paso por el túnel de vestuarios borró los estigmas en la idea de Manuel Pellegrini. La reanudación mostró un parecer distinto. Recurriendo a los envíos de Aitor Ruibal y Juan Miranda por los carriles. Nabil Fekir y Ayoze Pérez con ganas de más. Y el que se sumó a la fiesta fue quien no la disfrutaba desde el pasado 4 de febrero ante el Getafe en el Benito Villamarín. Isco Alarcón, las 13 barras te echaban de menos. El factor del malagueño se hizo notar en el primer balón que tocó.
La elegancia supera a la potencia
Cierto es que el proyecto de Heliópolis fue a más conforme el paso de los minutos. Y más, a raíz de la entrada de William Carvalho y Assane Diao. Precisamente, el '38' tuvo un mano a mano clamoroso que mandó a la pared del Fondo Sur de Vallecas. Una situación de partido con la que Stole Dimitrievski hizo saltar las alarmas. No obstante, el guardián cuyo futuro es una incógnita pudo presenciar el triple pitido y formar parte directa de la tan ansiada celebración.
Pero claro, todavía queda el 2-0. La guinda al pastel y la demostración de que la elegancia supera a la potencia. Sergio Camello, en el área, se topó con el muro que creó Germán Pezzella en el césped. No en los aires. Y el revulsivo de Íñigo Pérez no tuvo otra cosa que hacer que cazar su propio rechace y picar el esférico por encima de Rui Silva. Justo en el momento en el que la redonda acarició las mallas, el templo de los acontecimientos se vino abajo.
Tarde e insuficiente
Analizando con frialdad el papel del Real Betis en Vallecas, llegó tarde y fue insuficiente. Fue en el añadido cuando se volcó con todo sobre el área de los anfitriones. Isco Alarcón gozó una situación favorable y pudo estrenar el casillero de la izquierda en el luminoso, pero el arquero de verde se hizo gigante para repeler la embestida. A la falta de puntería del 2º hay que añadir la eficacia defensiva del 1º. Sin grandes complicaciones y con la enorme satisfacción de blindar su línea de gol.
En definitiva, el Rayo Vallecano vio la luz en su hogar por 1ª vez en lo que va de 2024. 2 zarpazos con los que distanciarse de la trituradora de sueños y purificadora de expectativas llamada Segunda División. Cuánta falta hacía en el estadio del pueblo, que se desahogó en varias ocasiones suplicando el adiós de su presidente, Raúl Martín Presa. La crisis llama a la puerta del Benito Villamarín, pero la clave positiva estuvo en una franja roja capacitada para escapar del marrón.