Las miradas de todo el mundo viraron hacia el Santiago Bernabéu. Allí, como si fuesen dos ejércitos, el Real Madrid y el Manchester City se citaron a las 21.00 horas. Fue la primera de las dos batallas a luchar por un puesto en la gran final.
Ambos entrenadores habían avisado de lo que venía en la previa. A Ancelotti le servía el empate, y Guardiola le tenía demasiado respeto al Real Madrid como para salir a tumba abierta.
Dominó, durante más minutos, un Manchester City que no tradujo la posesión en trabajo excesivo para Courtois. Estuvo como siempre el belga, parando (casi) todos los balones que llegaban por su banda.
Tocó y tocó un conjunto 'sky blue' que no pudo, sin embargo, aprovechar las virtudes de su monstruo. Se marchó de vacío Haaland, en su debut en un escenario único, el Santiago Bernabéu. Pero su presencia por sí misma inspiraba temor a todos... menos a un Rüdiger que con el paso de los minutos se lo comió.
Cuando mejor estaba el Manchester City, cuando más rondaba el área de Courtois, apareció la velocidad blanca. Una contra del Real Madrid la terminó de aprovechar Vinicius para sumar una muesca más a su dentellada en Champions y para decirle a Ancelotti que su plan estaba funcionando.
Incapaz de reaccionar al golpe de Vinicius, el Manchester City estuvo a punto de pagar la zozobra. No se encontró en el tramo final de la primera mitad, y tampoco en el inicio de una segunda parte que el Madrid tenía que haber aprovechado, si quería viajar a Inglaterra con ventaja.
Perdonó el cuadro de Ancelotti y lo pagó con el empate. Las quejas del Real Madrid, en un fuera de banda que aún no se sabe si salió o no, provocaron un momento de relajación en el equipo blanco. Camavinga perdió el balón, un superlativo Rodri robó y De Bruyne, con el cañonazo que tiene como pierna, sí pudo batir a Courtois desde fuera del área.
Como si a los dos le sirviese el empate, los últimos minutos solo sirvieron para que Benzema diese un pequeño susto a Ederson y para que el propio portero brasileño se luciese a un disparo de Tchouaméni.
Todo ello, mientras Rodri se convertía en el metrónomo del partido, Kroos se convertía en tercer central y Modric, en el inicio de la segunda mitad, de un lateral zurdo improvisado.
Quedan citados ambos equipos para la batalla de las batallas. Como si fuese una película, como si fuese la vida real años ha, Manchester City y Real Madrid se citarán en el Etihad. Solo uno quedará en pie.