El Real Madrid cumplió con lo previsto. En su casa, ante un rival propicio para golear, el equipo de Carlo Ancelotti selló el billete hacia los octavos de final de la Champions League.
Un malagueño vuelve a reinar en el Santiago Bernabéu. Después de las exhibiciones de Isco, después de quedarse a 0 contra el Rayo Vallecano, Brahim puso a la casa blanca en pie. El ex del Milan demostró que, con minutos, es un jugador más que aprovechable.
De la desgracia a la oportunidad
El Real Madrid, que llegaba como muy líder y con la oportunidad de sentenciar su pase, empezó con desgracia. O ni siquiera empezó. Kepa se lesionó en el calentamiento y provocó la titularidad de un Lunin que le enseñó a Ancelotti por qué debe ser el portero titular.
Volvió a demostrar el cuadro blanco que le da pereza empezar los partidos. Como si fuese un adolescente resignado a ir al colegio, no se levantó hasta que Lunin apareció. El portero ucraniano salvó a Lucas Vázquez en un penalti infantil que Djaló desaprovechó.
Fue el despertador necesario para un Real Madrid que, a medio gas, le dio para ganar por 3-0. Apareció el que más ganas le echó, con permiso de Camavinga, al partido. Brahim se reivindicó para, con regalo de Rodrygo en forma de pase, marcar su segundo gol de la temporada.
No tuvo capacidad de reacción un Sporting de Braga que pareció más preocupado en defender que en hacer daño a una defensa de circunstancias, con Alaba reservado para el fin de semana y con Mendy demostrando que la lesión la ha dejado atrás.
La redención de los brasileños
El Real Madrid olió sangre en la segunda parte como hacía años que no pasaba. El mejor Madrid de los contraataques apareció cuando más prisa tuvo el Sporting de Braga de atacar. Y, con los espacios, Vinicius y Rodrygo despertaron.
Los brasileños bailaron samba en el verde del Bernabéu. Primero Vinicius, el que necesitaba el gol como el comer tras 2 malos partidos, con dudas sobre su rendimiento. Pero el ex de Flamengo únicamente estaba dormitando hasta encontrar su momento.
Si Vinicius necesitaba el gol, Rodrygo no era menos. El de Santos está teniendo su peor inicio de campaña, pero es llegar la Champions y transformarse. La dupla brasileña fue suficiente para sentenciar el partido.
El teatro blanco, el Bernabéu, esperó un debut para finalizar con el espectáculo. Pero no fue Arda Güler, el actor esperado en escena, sino un Nico Paz que disfrutó de sus primeros minutos en el templo madridista.
Finalmente, selló el Real Madrid el billete como ese estudiante aplicado coge el metro cada día para ir a la universidad. Con un empate ante el Nápoles, certificará la primera posición de cara a los cruces.