Jugar valiente en el Bernabéu se paga caro si no tienes acierto. Es la lección que puede sacar el Valencia de la noche del sábado después de plantarle cara a un Real Madrid que se encontró con la puntería.
Ha adolecido el conjunto blanco de falta de acierto de cara a la puerta rival... hasta este sábado. El Bernabéu vio una noche de gala para pasar por encima de un Valencia demasiado atrevido.
Plan hecho, plan roto
Todo plan que Baraja tuviese en su cabeza acabó a los 3 minutos de partido. Fue lo que tardó un Carvajal cada vez más protagonista en ataque. Con la izquierda, con su pierna mala, evidenció lo que iba a ser una noche negra para Mamardashvili.
Pese a ello, el Valencia fue fiel a su alineación. Quiso Baraja un equipo ofensivo y se olvidó de defender. El ida y vuelta fue constante en un Bernabéu que disfrutó con el juego de su equipo. Pero la casa siempre gana. Y perdonar tuvo un excesivo castigo para los 'che'.
Hugo Duro, quien quiso reivindicarse, perdonó a Lunin cuando el ucraniano ya estaba vencido. Acto seguido, apareció un Vinicius muy libre con Correia para marcar el primero de sus 2 tantos de la noche y reivindicarse ante un equipo al que seguro que le tenía ganas... dentro del campo. Un gol que marcó con el corazón, con el escudo del Real Madrid. Todo ello, mientras Ancelotti veía cómo su plan salía bien al marcar al inicio y al final de la primera mitad.
92 segundos de locura
El encuentro acabó lo que tardó Rodrygo en marcar su primer gol. Si Carvajal había marcado en el minuto 3 de la primera mitad, Vinicius y Rodrygo, Zipi y Zape, lo hicieron en el 4 y en el 5 de la segunda, en cuestión de 92 segundos.
Como si el partido ante el Sporting de Braga les hubiese resucitado, como si jugasen mejor, más sueltos, sin Bellingham, aprovecharon ambos los imperdonables errores de la defensa y de Mamardashvili para poner punto y final a un partido que bien podía haber acabado ahí, al menos para los intereses valencianistas.
Y es que a Baraja le salió cara la visita al dentista. Más allá de llevarse 5 goles, lo preocupante fueron las lesiones de Gayà, de Pepelu y de Hugo Duro. Todos ellos se marcharon con problemas físicos.
Ancelotti y Baraja se permitieron rotar y guardar fuerzas para después del parón, pero el hambre del Real Madrid nunca acaba. Y más si es para reivindicarse, como hizo un Rodrygo que, ahora sí, ha aterrizado en la temporada 2023-24.
Solo el honor de marcar en el Bernabéu, aunque a un alto precio, hizo que Hugo Duro pudiese al menos maquillar un resultado demasiado abultado para lo que demostró el Valencia en la primera mitad.