Hay heridas, que por mucho empeño y cariño que se le ponga, nunca sanan. El Atlético de Madrid tuvo la oportunidad en su visita a San Sebastián de cerrar la herida de la goleada en Lisboa con un triunfo que hubiese llenado de moral a los rojiblancos. Sin embargo, y pese a que lo saboreó hasta el último suspiro, los pupilos del Cholo solo se pudieron llevar un punto de Anoeta, aunque dejaron la sensación de que se perdió más que se ganó.
No pudo arrancar mejor el partido para los rojiblancos. De hecho, casi nunca suele arrancar así de bien, al menos, de cara a portería. No habían pasado nada más que 52 segundos cuando Julián Álvarez mandó al fondo de la red una dejada de tacón excelsa de Griezmann. El argentino controló, vio el hueco y disparó cruzado para poner el 0-1.
La volvió a tener el '19' en una nueva conducción en ruptura de Javi Galán, pero, esta vez, el esférico se le fue muy arriba. Comenzó a despertar la Real que, con una doble ocasión, pudo igualar la contienda. Saque desde la esquina y remate a bocajarro de Zubimendi. Oblak sacó una mano salvadora, pero el rechace le quedó franco para Aguerd, que se sacó el chut, pero, una vez más, el meta esloveno puso la mano firme para evitar el tanto.
Esto hizo que los 'txuri-urdin' se viniesen arriba y fueron encapsulando, poco a poco, al Atleti en su campo. Eso sí, los rojiblancos también pusieron facilidades, pues retrasaron las líneas y se dedicaron a ejercer una buena defensa. No obstante, sus problemas al salir con la pelota jugada hicieron peligrar su ventaja y eso no le gustó nada al Cholo desde la banda.
Kubo, que apenas había entrado en juego hasta el momento, se fue dejando notar por la derecha, una banda donde Galán, Lenglet e incluso Giménez lo pasaron mal para parar al nipón. Tuvo el empate en el 42', pero su remate al palo corto fue repelido por Oblak. Así se llegó al final de unos primeros 45 minutos donde el marcador decía que era el Atlético de Madrid el que mandaba, aunque las sensaciones sobre el césped fueron bien diferentes.
Era obvio que la Real iba a seguir con esa intensidad final en el comienzo de la segunda mitad. Los de Imanol presionaron la salida del balón del Atlético, que fue el gran Talón de Aquiles de los rojiblancos en la primera mitad, y buscaron hacer daño cuanto antes a su rival.
Así, Kubo comenzó a gustarse por la derecha, donde sacó a bailar varias veces a Galán y a Lenglet y pudo sacarse el disparo. Las llegadas de la Real se notaron, pero los donostiarras no fueron capaces de concretar. Tampoco sufría el Atleti, aunque quizás sí que se le estaba notando un exceso de relajación a los del Cholo Simeone.
Al filo de la hora de partido, el conjunto rojiblanco pudo matar el partido. Balón en profundidad para Griezmann, que temporizó y esperó la incorporación de Nahuel Molina al segundo, pero el argentino llegó forzado y remató alto.
El partido comenzó a tener un solo protagonista, no ya por sus ocasiones, pero la realidad es que solo era la Real la que estaba sobre el terreno de juego. Salvo Griezmann, los rojiblancos apenas pusieron impedimentos a su rival y estuvieron muy 'off'. Cierto es que sí realizaron una buena defensa, despejando las llegadas de los 'txuri-urdin' y manteniendo en bloque compacto.
Pero eso de dejar de hacer para dejarse hacer, en el fútbol, no suele tener muy buen resultado. El partido entró en sus últimos 15 minutos y la Real se hizo fuerte por las bandas, desgastando a los defensores del Atleti y colgando centros al área. La tuvo Barrenetxea en el 77' tras un buen centro de Zubimendi, pero no consiguió darle la dirección adecuada a la pelota.
Fue entonces cuando el Atlético revivió los fantasmas del pasado. Esos que inquietan y perturban a un conjunto rojiblanco que volvió a caer en su propia trampa. En una de las miles imprecisiones que tuvieron esta noche, Rodrigo de Paul entregó un balón corto a Koke y Oyarzabal recuperó la pelota. Este se la dejó en corto a Sucic, que se sacó de la chistera un tiro colocado y potente al palo largo de Oblak, donde el esloveno no pudo hacer nada para evitar el gol y el 1-1 subió al marcador a falta de cuatro minutos para el final del tiempo reglamentario.
La frustración se apoderó del Atleti en los minutos finales. Todo lo contrario que en la Real Sociedad, que fue como si se hubiese quitado un peso de encima y se lanzó a por el gol de la victoria. Ese que no acabaría llegando, pero no por falta de intentos.
Díaz de Mera decretó el final del partido y las caras en el Atlético fueron de dar la sensación de que se había perdido más que se había ganado. O mejor dicho, dejado de ganar. Un empate que supone un nuevo traspié para los del Cholo en su carrera por alcanzar a Barcelona y Madrid, que ya le aventajan en 4 y 7 puntos, respectivamente.