Abrazados a Europa

Parece que este año sí que va a ser. El momento del Celta ha llegado. El conjunto celeste, cuya última vez en Europa fue 8 años, dio un paso prácticamente definitivo para jugar la próxima temporada por el Viejo Continente. Una victoria clave en el Reale Arena gracias a uno de los nombres propios de los gallegos este curso: Alfon González, al que la Primera Federación se le quedó grande la pasada campaña.
El atacante, en una de las pocas que ha tenido su equipo el día de hoy, se encargó de poner el sello del gol y de desatar la euforia de un banquillo que ya escucha desde muy cerca el himno de la Europa League. Mazazo absoluto para la Real Sociedad, que también tenía opciones pero que con esta derrota quedaron borradas de un plumazo. La 'era Imanol Alguacil' va a terminar de la peor manera posible.
Tanto Real Sociedad como Celta pasaron olímpicamente de ofrecer una batalla digna por competición europea. De hecho, lo más reseñable en todo el primer tiempo, con permiso del gol de Alfon González, fue una ocasión clarísima que desperdició Borja Iglesias a los 3 minutos. El 'Panda' se quedó completamente solo ante Remiro y cruzó en exceso cuando en el banquillo visitante ya se cantaba el 0-1.
El conjunto donostiarra fue incapaz de responder a esa acción pese a que ahogó a su rival con una presión muy alta. Hasta Guita se las vio y deseó para poder buscar un compañero para sacar la pelota. Ni de una manera ni de otra. El equipo de Claudio Giráldez estaba completamente anulado y sus únicos acercamientos llegaron a balón parado, como en un remate de cabeza de Zubeldia que se marchó desviado.
Conforme pasaron los minutos, el Celta tuvo algo más de posesión pero no se tradujo en una superioridad sobre el campo. No había ninguna manera de que nadie rompiese el resultado gafas. No había argumentos para abrir el marcador. Nada. El partido pedía a gritos el descanso, pero el fútbol es un deporte impredecible. Y de la decepción por el nivel de juego se pasó a la alegría en un bando, en el celeste. Triangulación Mingueza-Borja Iglesias-Alfon para que el albaceteño, en su segundo intento ante Remiro, abriese la veda y abrazase a Europa.
Tras la reanudación, los jugadores donostiarras empezaron a reclamar al árbitro las continuas pérdidas de tiempo visitantes. El público también se contagió de ese ambiente y el Celta, que apenas se había mostrado inquieto, pasó a verse incordiado por todos lados. Por la izquierda. Por la derecha. Por el centro. La Real había consiguido meter a su rival en su campo y le obligó a emplearse a fondo para defender su ventaja.
Pablo Marín comandó las tropas locales y generó mucho peligro al igual que Oyarzabal, que vio cómo un testarazo al segundo palo lo escupió la madera. La jugada continuó y Carlos Domínguez salvó en la línea un remate de Zubimendi. Ver para creer. Poco después fue el turno del propio Pablo Marín, al que Guaita le negó el gol con una mano providencial.
El Celta sabía que tenía que sufrir porque estaba escrito. Al conjunto celeste no le quedó otra que encerrarse y dejar a los 'txuri-urdines' acercarse a su territorio. Las llegadas se sucedían continuamente, pero no hubo ningún movimiento en el marcador. Y eso que en los instantes finales, la Real pidió un penalti por una mano de Fran Beltrán. Ni el VAR ni el árbitro vieron nada punible. Una acción que enfadó a la parroquia donostiarra y que desquició por completo a Oyarzabal y compañía. Otra derrota más para decir casi adiós al objetivo y uan victoria llena de felicidad para los gallegos, que la próxima jornada podrían certificar de forma matemática su presencia en Europa. Trabajazo de Claudio Giráldez para recuperar al 'EuroCelta'.