Lautaro al rescate

Argentina estuvo en San Sebastián. Es la única conclusión que justifica el desenlace final. Ya puedes pasarte todo el partido escondido entre las sombras, que solo te basta un sencillo fogonazo de luz para olvidar toda la oscuridad. Eso fue lo que hizo el campeón del mundo que se llama Lautaro y se apellida Martínez. Es el '10' y lleva el brazalete de capitán. Solo él podía amargar el mejor partido de la temporada de su rival y salvar el naufragio demencial contra todos los pronósticos de su equipo.
El Inter firmó las tablas ante la Real Sociedad (1-1) en el duelo inaugural del Grupo D de la Champions League. Los 'nerazzurri' sobrevivieron en el electrónico gracias a la dinámica de los últimos 20 minutos. La entrada de Marcus Thuram propició el rumbo que acabó en el reparto de puntos. Es decir. Contando con la campanada del Salzburgo en Lisboa contra el Benfica (0-2), este equilibrio en la balanza le coloca 2º a expensas del combinado 'txuri-urdin', que se conforma momentáneamente con la 3ª plaza. No obstante, lo visto esta noche invita a la ilusión en la Playa de la Concha.
El cuadro 'txuri-urdin' no solo rompió las reglas del juego, también comprendió que los regalos no se rechazan. Ese gesto gentil para los locales y fatídico para los visitantes lo protagonizó Alessandro Bastoni. Al italiano, en el minuto 4, se le hizo más de noche todavía y Brais Méndez aprovechó la oportunidad de su vida. El '23' se plantó mano a mano ante Yann Sommer y solo tuvo que engañar al meta suizo para provocar la locura en el Reale Arena. 1-0 y la sensación de un subcampeón completamente perdido por el terreno de juego.
Esa identidad perdida no la recuperó el Inter, sino que la Real Sociedad fabricó una máquina inexpugnable. Sin apenas conceder al enemigo y haciendo caer a Marko Arnautovic en la trampa del fuera de juego constante, los hombres de Imanol Alguacil tuvieron situaciones de sobra para materializar lo palpable en goles. En especial, Robin Le Normand. Take Kubo sacó un centro con la diestra de la nada y el internacional con España consiguió conectar el cabezazo, aunque sin fortuna en el cómputo global.
De lo que no hay lugar a dudas posibles es que los blanquiazules firmaron un primer acto para la historia. Dio la impresión de que ni Simone Inzaghi se esperaba tal recital de los vascos. El centro del campo respondía como un reloj de arena con Mikel Merino y Martín Zubimendi a la cabeza. La presión alta ahogó, atragantó y anuló por completo a la sala de operaciones de los anaranjados. Tal fue la frustración que el rostro de Nicolò Barella lo gritó a los 4 vientos. Y ni señal de Lautaro Martínez, quien apenas tuvo el cuero entre sus piernas. O sí...
Tras el paso por el túnel de vestuarios, en el ambiente se respiró el lamento del 2-0 que no llegó con el latigazo de Mikel Oyarzabal. ¿Motivos? 2 en concreto: estuvo en fuera de juego y el larguero dijo 'no es por aquí'. La premisa era muy sencilla en este instante. O el Inter espabilaba o el paseo de la Real Sociedad continuaba hasta los 3 pitidos de Michael Oliver. Pues bien. Segundos después de la reanudación, Yann Sommer le amargó a Mikel Merino el 2-0 de cabeza y Take Kubo buscó la diana de la 1ª jornada con un misil de zurda que no localizó los 3 palos.
Pese al asedio de dimensiones insospechadas, el efecto Marcus Thuram cambió la dirección del viento. Sorprendió desde el principio la suplencia del delantero francés a beneficio de Marko Arnautovic. Simone Inzaghi apostó por su presencia en el minuto 55. En ese momento, fue cuando el proyecto del empate arrancó su construcción. Y eso que Nicolò Barella pudo echarlo todo a perder pisando a Brais Méndez en la zona noble e intocable. Tan cruel entrada supuso la roja directa al centrocampista italiano. Sin embargo, la revisión del VAR comprobó que no fue merecedora de acabar expulsado.
El '9' vio portería y provocó el silencio sepulcral del Reale Arena. ¿Pero qué pasó? Pues que el asistente levantó el banderín de los 4 cuadros: fuera de juego al comienzo de la jugada. Hasta en 2 ocasiones, la zaga de la Real Sociedad hizo bien el trabajo de adelantar su línea y sonrojar al ataque lombardo. Pese a todo, esto se llama Champions League y la calidad manda por encima de lo demás. Y esta vez, nadie iba a salvar lo que se convirtió en inevitable. Un jarro que contenía más agua fría que toda la Playa de la Concha.
Lleva el '10' en su espalda, la mascota de la Real Sociedad le regaló su peluche en la previa y es el hombre del brazalete. El líder absoluto. San Lautaro. El remate a la desesperada de sus compañeros fue el ingrediente con el que cocinó el 1-1. La suerte del campeón del mundo y el saber estar en el momento correcto, y en el sitio adecuado, dejó con la cara partida a Álex Remiro. Esta vez, el silencio fue la música celestial que se impuso en el Reale Arena y acompañó al silbato final de Michael Oliver.
En defintiva, el resumen es que el hijo pródigo de Milán fastidió el mejor partido de la temporada de la Real Sociedad. Lautaro Martínez salvó los muebles de un Inter completamente y sorprendentemente irreconocible. No es el nivel que debe reflejar el vigente subcampeón de la Champions League. Si algo en positivo puede sacar el espíritu español es que los hombres de Imanol Alguacil van a pelear por estar en los octavos de final de una competición que no pisaban desde el 10 de diciembre de 2013. 3.571 días después, motivos sobran para creer.