En un duelo entre partidos de Conference, conferencia de golpeo y resistencia. Osasuna derrotó al Valencia en la tercera jornada de la Liga Española. El cuadro 'rojillo' exprimió tres puntos que saben a oro a pesar de las rotaciones que tuvo que aplicar Jagoba Arrasate, consciente del cansancio que está afectando a sus jugadores, recién derrotados por el Brujas en la ida del 'play off' de la competición de bronce del orden de la UEFA.
Los 'ches' eran claros opositores a la victoria y se vieron obligados a llevar a cabo un ejercicio de tozudez ofensiva para acabar quedándose con las ganas. Para frustrarles, se antojaron cruciales David García y Alejandro Catena. En los momentos de mayor arreón por parte de los de Rubén Baraja, se erigieron en las torres y los pilares por los que los navarros defendieron su mínima renta hasta perderla y recobrarla. Despejes por alto, de cabeza, o por bajo, con el pie, compusieron su maletín de recursos.
La fisura llegó con una de tantas intentonas de Hugo Duro, que había dispuesto de remaches de cabeza, de rechaces a tiros que Sergio Herrera no conseguía terminar de despejar y de chuts forzados que no iban a buen puerto. Rayando el minuto 80, se hizo gigante ante David García para ganarle el salto, redireccionar un centro de Javi Guerra y, esta vez sí, aprovechando que proponía un cabezazo picado a bocajarro, batir al portero rival.
Antes, tan solo Aimar Oroz había conseguido acudir al córner a celebrar una diana. Lo hizo cerca de la media hora inicial, cuando Cenk Özkacar cometió un error al perseguir una pelota en la salida de pelota del Valencia y Pablo Ibáñez apareció para esprintar hacia la portería de Mamardashvili y forzar una entrada por detrás de Thierry Correia. La intención del portugués era buena y de urgencias, pero contactó con el pie de su par en lugar de con la bola primero y provocó una pena máxima.
El '10' de Osasuna, con un disparo raso y dirigido a su derecha, se encargó de materializar un penalti que volcó inesperadamente el devenir del partido en favor de los de Jagoba Arrasate. Hasta entonces, los del Turia habían exhibido más colmillo, más mordiente arriba y los pamplonicas se estaban viendo obligados a eternizar sus posesiones para contener las acometidas locales, que se dirigieron, en gran medida, hacia la banda izquierda.
A la zurda, José Gayà tomó las riendas del ataque de Rubén Baraja hasta el punto de desplazar la posición de Kike Barja a la de lateral para custodiar los palos de los 'murciélagos'. Esto no privó al capitán de surtir a los suyos de varios de esos centros ante los que Hugo Duro trataba de ver puerta sin éxito. Con el paso del tiempo, eso sí, la otra banda tomó protagonismo y, aunque el '14' se vio más opacado, también más satisfecho: lo importante era que los suyos progresaran.
El banquillo 'che' era consciente de ello y propuso varios cambios con tiempo para que pudieran influir en el partido. Así fue. André Almeida, situado en tres cuartos de campo, tomó el timonel de la ofensiva del Valencia y la dotó de mucha fluidez. Más todavía hubo cuando el debutante Sergi Canós ingresó la verde para darle picante a las internadas por la banda izquierda, desde la que, como se ha mencionado un párrafo atrás, Gayà había sido el principal protagonista.
Osasuna, ya en los compases finales, había desaparecido de los alrededores de la portería de Mamardashvili y se dedicaba a defender, pero mereció la pena, pues, ayudado no solo de sus centrales, sino también de un gran Sergio Herrera, resistió hasta una genialidad de Nacho Vidal que decantó la balanza en su favor. En pleno descuento, el '2' recibió la bola, en un córner, de un rebote entre Budimir y David García para dibujar una chilena, sorprender al meta valencianista y mandar los tres puntos a El Sadar sobre la bocina.