Mestalla siempre regala grandes noches contra el Real Madrid. En un partido marcado por Vinicius, con un Valencia que se puso 2-0, el partido acabó en 2-2 después de pitar justo antes de un centro de Brahim que acabó en gol de Bellingham, que además acabó expulsado.
Desquició Gil Manzano al Valencia y al Real Madrid en un partido que tuvo controlado. Pero las ganas de pitar antes de tiempo provocaron el enfado de los 'ches' al descanso, con un balón robado en el área del conjunto blanco, y el de los 'merengues' al pitar justo antes del gol que marcó Bellingham.
Comenzó el partido con un emotivo homenaje a las víctimas de Campanar. Jugadores del Valencia, jugadores del Real Madrid, todos se unieron en recuerdo de las 10 personas que perdieron la vida en tan trágico accidente la pasada semana.
Una vez finalizado el momento más bonito del partido, fue tiempo de las hostilidades. El Real Madrid mandó con el balón mientras el Valencia aún tenía que saber cuál era su plan de partido. Empezó atrás, pero rápidamente se dio cuenta de que el beneficio se obtenía con una presión alta.
Regalos en Mestalla
El Valencia aprovechó los 2 regalos que le dio el Real Madrid en la primera mitad para decir que en Mestalla poca gente es capaz de ganar, más aún en un Mestalla tan encendido como el que se vio en la noche de este sábado. Con la presión alta, con el plan de partido hecho por Baraja, se puso 2-0 para soñar con la victoria.
Vinicius, tan poco ducho en tareas defensivas, robó un balón que posteriormente perdió en línea de fondo. Quizá por eso Ancelotti prefiere que esté del centro del campo hacia adelante. La pérdida, el balón que robó Foulquier, acabó dentro de la portería tras un remate fallido de Fran Pérez que cabeceó sin marca Hugo Duro.
Si regalo fue el primero, con un lazo fue el segundo. El Valencia olió sangre tras el 1-0 y subió aún más las líneas. El Real Madrid hizo lo que acostumbra a hacer a los rivales, fallar en la salida del balón y recuperar la pelota. Lo que nadie esperaba es que Carvajal, como si estuviese en un entrenamiento, cediese el balón a Lunin sin saber que estaba Yaremchuk a medio camino. El ucraniano, en el mejor pase recibido esta temporada, únicamente tuvo que recortar a su compatriota y marcar a placer.
Vinicius, protagonista antes, durante y después
Si había un hombre que vigilar este sábado en Mestalla ese era Vinicius. Protagonista antes del partido, con unas pancartas que la seguridad de Mestalla no dejó entrar, se llevó todas las pitadas de un estadio caliente y que no olvida sus declaraciones de la pasada temporada. Cada balón tocado por el brasileño se convertía en un concierto de pitos para tratar de desconectarlo del choque.
No estuvo demasiado atinado en la primera mitad, pero atrae tantas miradas que es imposible que no pase nada con él. En las postrimerías de la primera mitad, con un Valencia pidiendo la hora para descansar, el brasileño únicamente tuvo que empujar una pelota para mirar de manera desafiante a la grada de animación y celebrarlo con el Black Power.
En su partido 250 con la camiseta del Real Madrid, y con todos los ojos mirándole, estuvo más tranquilo que en otros días. Lo intentó una y otra vez por la izquierda hasta encontrar su premio pese a un titánico Foulquier que solo erró en los goles.
Su premio fue, de nuevo, marcar otro gol en Mestalla. Ante el equipo al que más veces ha marcado como jugador, ante una afición que le odia, el brasileño puso el 2-2 y se llevó las manos hacia la oreja para calentar aún más a Mestalla.
Lesión grave, penalti que no era y final polémico
Todo lo ocurrido a partir del minuto 85 de partido da para guión de película. Primero, con la tragedia de Diakhaby. Todos los jugadores presentes en el césped se llevaron las manos a la cabeza al ver cómo Tchouaméni, sin querer, caía sobre la pierna derecha del central 'che', que se marchaba en camilla y sin nadie queriendo ver realmente lo que le había pasado.
Lo que podía haber enfriado el partido no fue así. Hugo Duro cayó en el área y Gil Manzano pitó penalti. No se lo creyó el Real Madrid, que vio cómo se despitaba después de que el colegiado fuese avisado por el VAR. Ni Fran García ni Nacho tocaron al delantero del Valencia, que no reclamó nada más.
Todo ello llegaba como precedente al gran final. Con el Real Madrid volcado y con el tiempo ya cumplido, Gil Manzano avisó de que el córner iba a ser la última acción del partido. El Valencia despejó y el balón acabó en la derecha, fuera del área, para Brahim. Fue ahí cuando pitó, antes del centro del malagueño que remató Bellingham a gol, lo que hubiese supuesto el 2-3 final.
El Real Madrid estalló contra el colegiado del encuentro, contra la decisión del árbitro extremeño y contra el gol no dado por válido. El partido acabó con peleas, con bronca y con toda la plantilla del Real Madrid reclamando la validez del gol.