El Villarreal estaba obligado a ganar si quería seguir soñando con la clasificación a la Champions League y el 'submarino amarillo' no defraudó frente al Espanyol (4-2) a los más de 16.000 aficionados que se acercaron hasta La Cerámica.
Por su parte, el cuadro 'perico', que necesitaba sumar si o sí para seguir soñando con la permanencia, no logró cortar la racha de seis derrotas y un empate en su filas.
Con un comienzo furioso, el equipo de Quique Setién salió a demostrar porque su equipo debe jugar en la máxima competición a nivel de clubes en Europa.
El cántaro, más roto que nunca
Hacía mucho que el fútbol le debía un partido como este al Villarreal. El cuadro local, sumamente superior a su rival, mereció ampliamente meter el segundo antes que convertir el primero.
Si no era Jackson era Chukwueze y si no era el nigeriano eran Yeremy Pino o Giovanni lo Celso. Menudo poderío ofensivo estaba demostrando el 'submarino amarillo' sobre el terreno de juego, pero el equipo pagaba caro la falta de efectividad.
En la primera parte, fácilmente, se pudieron contabilizar un aproximado de 20 ataques del Villarreal, pero Pacheco se estaba haciendo enorme bajo palos. El meta del Espanyol estaba mostrándose imbatible en los primeros 45 minutos de partido.
Pero cuando el partido estaba dado para que los de Setién abrieran el marcador, apareció Javi Puado para enmudecer a todo un estadio. El extremo 'perico' se encontró con el balón boyando dentro del área y no se lo pensó dos veces: la agarró con el exterior y la mandó a la mismísima escuadra de Pepe Reina (0-1).
Un segundo tiempo de ataque por ataque
Después de una primera mitad de innumerables ocasiones de peligro para el local, el visitante salió a defender el solitario gol de Puado para intentar sumar 3 puntos vitales en la lucha por evitar el descenso. Fue tal el asedio local que, en un abrir y cerrar de ojos, el encuentro ya estaba remontado.
Con la defensa 'perica' encerrada sobre el arco de Pacheco, a Capoue no se lo ocurrió mejor idea que rematar desde fuera del área en el 53'. Después de recoger el balón en la frontal, el francés sacó un hermoso disparo con el interior de su bota que se coló por la escuadra izquierda del meta del Espanyol, un verdadero golazo para un jugador que estaba cuajando un gran partido (1-1).
7 minutos más tarde, César Montes colocó la mano donde no debía y, tras una revisión en el VAR, el colegiado señaló la pena máxima. Dani Parejo tomó la responsabilidad, pero Pacheco le adivinó sus intenciones. Para suerte del mediocentro y desgracia para el portero, el balón le volvió a quedar al '10' y solo tuvo que empujarla para remontar el duelo (2-1).
Y el Espanyol no se quedó atrás. El equipo de Luis García salió a buscar el empate y lo consiguió 10 minutos después. Pau Torres se resbaló y Martín Braithwaite, nada distraído, lo aprovechó y comandó el contragolpe. El danés, mano a mano con Mendi, decidió cedérsela a Joselu y este no perdonó (2-2).
A falta de 10 minutos para el cierre, Alberto Moreno encontró un espacio detrás de la defensa 'perica' y ubicó a Jackson. El delantero, tras un recorte, encontró el fondo de las mallas con un sutil toque (3-2).
Con el Espanyol volcado en ataque, el Villarreal sacó provecho, o mejor dicho Capoue, de un balón suelto en el área rival para volver a fusilar a Pacheco y decretar el 4-2.