Cuatro veces Taty

Pocas veces una exhibición es capaz de dejar sin palabras a Carlo Ancelotti. Menos aún cuando no es un jugador de su equipo. Pero ese efecto tuvo un Taty Castellanos que se convirtió en leyenda en Montilivi.
En el día más difícil, bajo una intensa y fluida lluvia, el delantero argentino consiguió lo que no había hecho nadie en 76 años, marcarle hasta en cuatro ocasiones al Real Madrid en un partido de Liga.
Pareció estar el Real Madrid de vacaciones, pero aun así, hacer lo que hizo el jugador cedido por el City Group está al alcance solo de los elegidos, de los tocados con una varita.
El Taty Castellanos fue protagonista en Montilivi, pero no el único. Salió a relucir la versión más endiablada de Vinicius, para bien y para mal. Para bien, con su gol, regates y asistencia final. Para mal, al preocuparse más del público y del árbitro que del jugo.
Pudo marcharse a vestuarios antes de tiempo el jugador del Real Madrid. Se tocó en varias ocasiones el parche de campeón del mundo en señal a un público caliente, e hizo faltas merecedoras de segundas amarillas, tras llevarse la primera por protestar y por estar en varias tanganas.
Fue protagonista para bien, con el tanto que marcó, con los regates que volvieron locos a Yan Couto y a Arnau Martínez, y con la asistencia a Lucas Vázquez. Pero se perdió de nuevo en el mar de lágrimas que son las continuas quejas.
Militao soñará esta noche con el Taty Castellanos. Ese delantero que había marcado menos goles de lo esperado, tras venir con un gran cartel, se convirtió en el monstruo que pocos esperaban en el Real Madrid.
El central brasileño salió en las fotos de prácticamente todos los goles del argentino, que finalmente selló su partido con un abrazo, precisamente, con el jugador del Real Madrid, quien le felicitó por su exhibición.
Hizo de Stuani en un partido sin Stuani. Hizo de Benzema en un partido sin Benzema. Castellanos estuvo en todos los lados del campo y donde más daño hace, en el área.
No estaba Courtois y eso lo notó un Real Madrid acostumbrado a sus milagros. Lunin no pudo frenar al delantero del Girona, que danzaba por encima del verde cual bailarina, y tuvo que recoger hasta en cuatro ocasiones el balón de sus redes.
Vinicius le puso pimienta a un partido que se encargó de cerrar, cómo no, el Taty Castellanos. El argentino, cuando aún no se había acabado el bocadillo la grada, puso el 3-1 para acabar con toda resistencia.
Quedaba aún un último golpe asestado al Real Madrid. Otro golpe del Taty, que marcó el 50% de los tantos que llevaba hasta entonces, en un solo partido. En el epílogo, Lucas Vázquez dio una esperanza al Real Madrid que se acabó con el pitido final.