De Burgos Bengoetxea se convirtió en protagonista en el final del partido entre el Sevilla y el Granada. El colegiado decretó el final del choque en el minuto 93, con 2-1 para los hispalenses.
Los jugadores del Granada se comieron al trencilla en el campo. Y es que De Burgos Bengoetxea había añadido cuatro minutos pero pitó a los tres. El colegiado, además, se señalaba el reloj para decir que era el momento.
Pasaron un par de minutos hasta que De Burgos Bengoetxea se dio cuenta del tremendo error que había cometido en el Sánchez-Pizjuán y decretó que todos los jugadores volviesen al campo.
Algunos futbolistas del Sevilla se habían metido en los vestuarios, otros incluso habían intercambiado la camiseta y otros como Acuña se habían quitado las botas, estaban en chanclas y estaban a punto de darle un masaje.
Tuvo que esperar el colegiado a que todos los futbolistas del Sevilla volviesen al terreno de juego y estuviesen disponibles para reanudar el último minuto del partido.
Más de cinco minutos pasaron desde que De Burgos Bengoetxea pitó el final del encuentro en el 93' hasta que se puso de nuevo el balón en juego en el Sánchez-Pizjuán.
Ocampos, tras el partido, aseguró en 'Movistar' que al colegiado "se le paró el reloj y pitó el final porque pensaba que ya se había acabado. Nunca lo había visto".
La equivocación, derivada de que al colegiado le jugó una mala pasada su cronómetro, fue subsanada al admitir con toda la normalidad el juez de la contienda que, efectivamente, le estaba hurtando de forma involuntaria un minuto de juego al equipo que iba perdiendo.
Esta situación, inusual y extravagante en un fútbol actual dominado por las tecnologías, las cámaras y el control de todo lo que ocurre casi al milímetro, conllevó que tuvieran que transcurrir algunos minutos para que se completase el minuto que quedaba para cumplir con lo mandatado en un principio, pues algunos jugadores ya estaban desprovistos de camisetas, espinilleras u otros elementos.
Ese fallo no cambió nada, pues el partido se reanudó en ese minuto y el marcador no varió. Al final, un inusual error y todos los futbolistas de nuevo al campo. "Se me ha parado el cronómetro", diría el colegiado.
Cosas del fútbol, cosas de la tecnología, en un mundo en el que ya casi nadie utiliza el reloj clásico, de pulsera, reemplazado por la hora y los dígitos que marcan los teléfonos móviles, salvo para los árbitros, siempre tradicionales. Y es que donde se ponga un buen cronómetro..., pero que no se pare, ya sea por un roce involuntario o por arte de birlibirloque, como ocurrió este domingo en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
April 25, 2021