De fabricar bragas de monja a diseñar las camisetas más famosas de la época

Cuando los diseños rompedores no habían desembarcado aún en el mundo del fútbol, una pequeña fábrica textil de Leicester que se ganaba los cuartos haciendo bragas para las monjas, cambió el concepto del merchandising en el mundo del fútbol para siempre.
Admiral se hizo con varios contratos importantes a mediados de los 70, empezando por la Selección Inglesa, y acabó revolucionando a los grandes equipos de Inglaterra. La apuesta de la Selección para el Mundial del 66 que acabarían conquistando lo cambiaría todo.
Hasta entonces, las camisetas simplemente apostaban por llevar el escudo y un color que le distinguiera del rival. Con la llegada de Admiral al mercado, todo fue diferente, se entró en la era moderna del diseño en las camisetas.
"Teníamos dos diseñadoras que estaban acostumbradas a hacer ropa interior. Contratamos a otro que no tenía ni idea de fútbol, pero creo que fue eso lo que hizo los diseños tan rompedores", explicaba Lindsay Jelley, una de las diseñadoras que trabajaba para Admiral.
A partir de ahí, el negocio fue creciendo y extendiéndose a otros deportes, incluso a los deportistas olímpicos. Pero el paso definitivo fue empezar a trabajar con clubes grandes como Manchester United, Tottenham, Southampton, West Ham o Coventry.
Con el paso del tiempo y la llegada de la competencia, Admiral fue perdiendo su posicionamiento en el mercado, hasta que la ruptura con la Selección Inglesa tras el Mundial de España 82 acabó con su negocio.
El partido disputado en San Mamés ante Francia, con victoria inglesa, marcó el punto de inflexión. Los jugadores se quejaron del importante calor que generaban las camisetas y la Federación les exigió nuevas equipaciones con un material mucho menos caluroso, como los que ya empezaban a ofrecer la competencia.
Las prisas terminaron provocando unos diseños que dieron mucho que hablar por el mal posicionamiento de los escudos y otros tantos fallos que no pasaron desapercibidos durante el siguiente partido del torneo. En ese momento, la FA rompió con Admiral y la empresa asumió su derrota en un marcado que ellos habían ayudado a expandir.
"Podríamos haber sido Nike, teníamos los diseños y el talento", explica con el paso del tiempo uno de sus dirigentes. Pero aquel sueño de Admiral terminó muriendo ante la falta de inversión y el crecimiento de una competencia que a día de hoy son los grandes magnates de la industria. Y sí, todo empezó con unas bragas de monja...