Su capitanía fue, reconozcámoslo, circunstancial. Wayne Rooney fue el capitán del equipo, y David de Gea lució el brazalete tan solo diez minutos, una vez el ariete inglés fue sustituido por Memphis. Rooney se lo dio a Schweinsteiger, y éste se lo colocó al que por antigüedad correspondía: De Gea.
Sin embargo no deja de ser curioso. La relación entre De Gea y su club, personificada en su entrenador, Louis Van Gaal, era, como mínimo, gélida, hace menos de un mes. Casi sin jugar todo agosto se pasó el arquero, a la espera de que su 'culebrón' con el Real Madrid se solucionase.
Y cuando el mercado cerró y su futuro se reveló aún ligado al club inglés, la cosa no mejoró. Siguió amenazado con ver los partidos desde la grada, a menos que renovase. Estaba entre la espada y la pared. Pero una charla y una firma arreglaron todo: De Gea y Van Gaal, pelillos a la mar, el madrileño a la portería, Romero al banquillo y aquí no ha pasado nada.
David de Gea desde entonces no ha tenido si no palabras dulces y de agradecimiento a su actual club. Es como si ese agosto infernal nunca hubiera sucedido y fuera todo una ilusión para mantenernos entretenidos a aficionados y periodistas.
Esa actitud sigue hoy en día. Hoy mismo el guardameta lo ha vuelto a hacer. Afirmó por Twitter que haber sido el capitán (por unos minutos, no lo olvidemos) fue un orgullo.
Buena victoria ayer @manutd! A pensar en el próximo rival y seguir mejorando. Un orgullo lucir este brazalete! #GGMU pic.twitter.com/13shMQ5Gdl
— David De Gea (@D_DeGea) septiembre 24, 2015