El encuentro entre Oriente e Industrial quedó para la historia por un inaceptable hecho. El estadio Starling Soares fue testigo de que, una vez más, la realidad supera a la ficción.
Camilo Eustaquio, colegiado que dirigía el encuentro de categoría regional, fue golpeado por uno de los jugadores de Industrial al señalar un penalti para Oriente.
Sin pensárselo dos veces, el árbitro se dirigió a su maleta, que estaba en el banquillo, y sacó un revólver. Acto seguido, se puso a perseguir a su agresor, que tuvo que saltar la valla y huir del estadio.
Camilo, además de arbitrar, es policía, por lo que está autorizado a llevar armas. Esa fue la justificación que dio tras el incidente. Ver para creer...