Casi nunca acaba con los platos rotos el Villarreal en La Cerámica. De la mano de Calleja se ha destapado a un equipo que juega bonito, que parece que lo hace todo fácil y que siempre se rige por la eficacia. Nunca buscan el pase complicado, porque tampoco lo necesitan.
Con intensidad, el trabajo de Rodri y un Samu Castillejo tocado por la varita del mejor mago de Castellón, el 'submarino amarillo' sigue sumando -ya van 13 de 15 puntos en las últimas 15 jornadas-. También ayuda el hambre de Ünal y la insistencia de Cheryshev.
Hubo presión a partes iguales desde los primeros tramos. Reinó la igualdad, hasta que el Villarreal -y la fortuna- quisieron. El marcador no se movía pero sí lo hizo la madera. No se había llegado al minuto 20 y Ünal y Castillejo ya habían hecho temblar la portería de Oier con, primero, un disparo lejano al larguero y luego, un remate raso al palo corto del guardameta.
Faltaron centímetros para abrir el marcador, los mismos centímetros que le sobraron a Oier para atropellar a un diabólico Castillejo que se coló al área buscando saldar su deuda de minutos anteriores. El árbitro pitó penalti, bien visto, y Trigueros lo aprovechó a la media hora de juego.
El gol despertó al mejor Levante, que dejó varias ocasiones, pero su letargo siguió tras el descanso. Dejaron buenos detalles, sobre todo en subidas por las bandas, y poco más. Su asedio duró un cuarto de hora.
Cerrando el partido
La idea amarilla nada más salir del vestuario fue la de cerrar el partido. Casi desapareció el Levante y los locales aprovecharon. Rozó de nuevo el gol Castillejo, pero la suerte le dio otro 'palo'. Aunque se quedó a centímetros del doblete fue el mejor sobre el campo, pero el que dejó sellado su nombre en el marcador fue Cheryshev, que culminó un partido notable al empujar un pase de la muerte.
A partir de ahí, el partido fue hacia abajo. El Levante no bajó los brazos... pero el Villarreal tampoco lo hizo y no dio opción a la remontada. Oier salvó a los suyos del 3-0 con una estirada monumental a disparo de falta de Ünal y Roger Martí pudo reencontrarse con el gol para poner, desde el punto de penalti, el 2-1 en el luminoso, pero lo hizo en el minuto 93 y el árbitro pitó el final inmediatamente.
Deberes hechos y tres puntos para dormir en Champions. El Villarreal sigue ilusionando y el Levante se complica la vida cada vez un poquito más. Sólo dos puntos le distancian de los puestos de descenso.