Pleno de victorias para el Barcelona en lo que va de pretemporada. Primero goleó al Nàstic de Tarragona, luego superó al Girona en el Johan Cruyff y ahora ha sacado nota en el ensayo más complicado hasta el momento, en su visita a un Stuttgart plagado de bajas por dos casos de COVID-19 en la plantilla alemana.
El equipo de Koeman fue superior desde el comienzo. El técnico neerlandés apostó por un once muy competitivo, con una defensa muy reconocible y liderada por Piqué, más el orden de De Jong en la sala de máquinas y la pareja Depay-Griezmann en el ataque. Todo ello, aderezado por el buen hacer de la generación de canteranos que llegan pisando fuerte desde La Masia.
Aunque, sin duda, en el partido hay un nombre clave que sobresale por encima del resto: Memphis Depay, que estrenaba titularidad y ha sorprendido a todos los que le esperaban con los brazos abiertos desde que se hiciera oficial su incorporación gratuita. Su debut en el once ha sido agua bendita para los 'culés', un soplo de aire fresco en cada jugada de ataque.
El hombre del partido... por todo
Depay no solo aporta lo que ya sabemos de él (velocidad, desborde... en definitiva, agitar la coctelera del ataque), también imprime una intensidad que pocos jugadores tienen en su sangre. El delantero de Países Bajos protestó cada acción del juego, pidió varios penaltis, sacó faltas, centró, disparó... lo hizo absolutamente todo en la primera parte.
Primero amenazó con un disparo desde la frontal que taponó la defensa del Stuttgart. La banda izquierda azulgrana fue letal, ya que Dest también andaba por esa zona por la titularidad de Sergi Roberto en el carril derecho. De Jong fue el mejor enlace de la posesión con la zona de ataque y se entendió a la perfección con su compatriota.
Y en el 21' llegó la jugada que encarriló el triunfo del Barça, una contra perfecta: envío largo de De Jong que cazó Depay y este se marchó de su par con un sombrero para acabar fusilando a Bredlow con una potente volea. Un gol de '10', el segundo para el ex del Lyon, que ya anotó ante el Girona desde el punto de penalti.
Todo lo que tocaba Depay era oro, pero también había magia en la banda derecha, donde Demir dejó destellos de su juventud y también de su gran calidad con el balón y velocidad en espacios reducidos. Un jugador a tener en cuenta que Koeman ya vigila de cerca y que fue el autor del 0-2 en tierras alemanas.
La movilidad en el ataque fue lo mejor que tuvo este Barça. Depay recibió en el minuto 35, volvió a encarar y Griezmann le dobló a la perfección para llegar casi a línea de fondo y poner un centro magnífico, raso para que pudiera rematar a placer Demir, que se estrenó como goleador con los mayores.
Lenglet, de nuevo tocado
Solo la lesión de Lenglet en el inicio del segundo tiempo puso una nota negativa para el Barcelona. El francés recibió una entrada dura, se resintió de la rodilla y fue sustituido por el uruguayo Araujo. En la segunda parte, el ritmo decayó en favor de un fútbol más control por ambas partes, incluso de un Stuttgart con pocos argumentos ofensivos.
Con los cambios, el equipo azulgrana ganó algo de picante en la zona de ataque. Rey Manaj falló una clara ocasión para seguir con su buena estela goleadora y Riqui Puig, que sigue en su hazaña de convencer a Koeman para jugar más, aprovechó un pase sensacional de Griezmann al espacio para sellar la goleada azulgrana. Porque este Barcelona, aún sin Messi, quiere ilusionarse, y Depay es un buen motivo para ello.