Este Liverpool no es el de la temporada pasada. Los 'reds' no tienen esa chispa que les hacía gala y ahora les cuesta un mundo sacar los partidos adelante. La aparición de Diogo Jota bastó para rascar los tres puntos ante los Wolves.
El portugués hizo válida la ley del ex y permitió a su equipo tomar cierto respiro después de encadenar dos derrotas consecutivas, sin olvidar que en la cabeza todavía rondan esos seis partidos seguidos cayendo en Anfield Road.
Y eso es lo que a buen seguro estaban pensando nada más iniciar el partido. A los dos minutos, Alisson, desconocido en los últimos tiempos, salió a por uvas y se libró de que el árbitro le pitase un penalti por derribar a un rival.
Eso generó que el Liverpool tuviera más dudas y Semedo, en una acción más que reseñable de Adama Traoré, estuvo a nada de firmar el primero. Llegó libre de marca por la derecha y ahí sí estuvo atento el portero.
A partir de ese momento, los 'reds' empezaron a despertar y el tridente de arriba ya mostró sus cartas. Mané, en el 13', quedó solo ante Rui Patrício, se lo quitó de encima pero se le hizo de noche y la defensa local evitó el tanto.
El dominio de los visitantes era evidente y los Wolves se limitaron únicamente a defenderse. Salah y Diogo Jota se mostraron más participativos y justo antes del descenso llegó el tanto del portugués.
Jota hizo efectiva la ley del ex tras aprovecharse de la conexión entre Mané y el egipcio. Error de concentración de los 'lobos' y el Liverpool lo aprovechó para abrir el marcador, algo que dio mucha tranquilidad a Klopp.
Jota, la ley del ex y el susto de Rui Patrício
El luso le dio una bomba de oxígeno a su equipo, que en la segunda parte bajó el nivel. El segundo acto fue muy poco vistoso, lo más reseñable fueron las acciones de ataque de un Adama Traoré que estaba empeñado en ser un quebradero de cabeza para el Liverpool.
Nuno y Klopp movieron su banquillo en función de sus intereses, pero no hubo forma de despertar al espectador. Alisson intervino muy poco al igual que Rui Patrício, aunque el final del encuentro se volvió caótico por lo que sucedió con el portero de los Wolves.
En el 85', el portugués, que fue a pararle los pies a Salah, se llevó un golpetazo de un compañero. Coady no pudo frenarse y su rodilla impactó de lleno en la cara. En el recuerdo estaba el tremendo susto de Raúl Jiménez, que le llevó a estar varios meses 'k.o.' por un golpe en la cabeza.
Rui Patrício quedó tendido en el suelo, inmóvil, y las asistencias no se lo llevaron hasta el minuto 100. Ojalá no sea nada.
El partido estuvo parado 15 minutos y los Wolves, en la reanudación, se quedaron cerca de empatar. El Liverpool se defendió de los ataques y consiguió una victoria balsámica tras sus malos resultados en la Premier.