Partido bonito para cerrar la jornada 12 de Primera División. De esos que gusta ver, a pesar de no tener goles. Eibar y Valencia regalaron un duelo atractivo al espectador neutral, pero se vieron embargados del gol por culpa de sus porteros, dos héroes sin capa que se vistieron de Superman para volar y evitar lo que pudo ser un festival de goles.
La necesidad marcaba un poco el contexto del partido. El Eibar, por conseguir ya al fin su primera victoria en casa, donde siempre ha sido más fiel para sellar la permanencia. En el Valencia, para recuperar la senda del triunfo después de caer ante el Atlético de Madrid en Mestalla. El equipo de Javi Gracia respondió por momentos, pero en otros se dejó ir.
Con Sergio Álvarez y Kike García como novedades principales, el Eibar mostró su cambio de planteamiento de los partidos. En casa ya no es un equipo que espere, quiere la pelota y, en el cómputo global, se llevó el dominio de la posesión con claridad (63%, por el 37 restante del Valencia). Este lunes convenció, sin embargo, no le acompañó la suerte.
Es lo que marca a un equipo de la talla del Eibar su objetivo en la temporada, el acierto de cara a gol. 15 disparos protagonizó el conjunto 'armero', que fue liderado por el ímpetu de nuevo de Bryan Gil, un chico que ha encandilado a Mendilibar por la banda izquierda. Y empezó bien el extremo cedido por el Sevilla, que puso varios centros envenenados a lo largo del encuentro.
La primera parte fue un intercambio de golpes. El Eibar se volcaba a la banda izquierda para atacar, mientras que el Valencia se encomendó al atino de un Maxi Gómez encorsetado entre los zagueros locales. Guedes estuvo intermitente y Lato sorprendió por la izquierda con algunos envíos que generaron duda en el área vasca. Dmitrovic y Jaume, no obstante, atajaron todo sin problemas.
La verdadera salsa del choque llegó en el segundo tiempo: en el miuto 53, la parada de la temporada protagonizada por Dmitrovic, que se estiró de forma espectacular para, con el brazo recto y tenso, repeler un obús proyectado en una volea sensacional de Racic. De serbio a serbio, a cada cual más fabuloso en su acción. Un regalo para la vista.
Poco a poco fue ganando metros un Eibar que fue elevando sus líneas de presión para embotellar al Valencia. Sergi Enrich aportó más mordiente y el Valencia, al margen de algún que otro centro al área, no se dejaba ver por el área de Dmitrovic. Kike García pudo marcar dos o tres goles perfectamente y se marchó desesperado. El gol era lo único que faltaba para poner el colofón a un buen partido de un Eibar en alza.
En los últimos diez minutos pasó de todo: desde dos balones a la madera, de Bryan Gil y Sergi Enrich, pasando por intervenciones de mucho mérito por parte de Jaume y el mano a mano que pudo decantarlo todo. Entre el asedio del Eibar por conseguir los tres puntos, Gameiro se plantó solo en el 94' dentro del área, pero Dmitrovic se hizo gigante para mantener un empate que pudo ser de todo menos un empate. Un paso adelante que no sabe bien, pero que aleja el descenso.