Ramis ha cambiado la cara al Tenerife, pero con eso no basta para reconducir la situación en la que se encuentra inmerso el conjunto insular. Muy sólido el Almería, que suma una nueva victoria para meterse de lleno en la lucha por el ascenso.
La igualdad fue máxima, y solo amenazó con desequilibrarse este partido a balón parado. Porque ni Almería ni Tenerife estaban dispuestos a ser el que cometiera el primer error.
Jugaron de tú a tú durante el primer tiempo, profesándose máximo respeto, y eso dio como resultado un partido entretenido, pero al que le faltaba algo, la chispa del gol.
Fue precisamente a balón parado como amenazó con romperse la igualada por primera vez, cuando en el 18', a la salida de un córner botado bajo los auspicios de la libreta táctica de José Gomes, Cuenca anotó el que por unos instantes parecía que sería el 1-0.
Pero el árbitro consideró que hubo falta suya a su marcador en el salto para rematar de cabeza, apreciación que el VAR no discutió, aunque en las repeticiones más bien pareciera que hubo un agarrón mutuo.
Fue un aviso para el Tenerife, pero no le sirvió para mejorar. De hecho, fue de más a menos hasta el descanso. Y tras este, la debacle. Dos penaltis que sentenciaron a un Tenerife cuya imagen había mejorado pero que seguía teniendo una gran deuda con el gol.
El primero de los dos fue cuanto menos riguroso. De primeras parecía claro, y el colegiado parece que lo que castigó fue más el gesto de Bruno Wilson que el golpe. Porque braceó al ir despejar un balón colgado al área y el árbitro interpretó agresión.
Amarilla, penalti y gol de Lazo. Ortolà le adivinó las intenciones al rival, pero no llegó a detener el tiro, bien ajustado al poste. Era el 51' y el Tenerife empezó a descomponerse.
El gol dejó muy tocado al Tenerife, pero el Almería no supo o quiso aprovecharlo. José Gomes apostó por esperar y contragolpear para matar el partido, y eso hizo cuando, ya con Umar Sadiq en el campo, ganó velocidad a la contra.
Así, en el 74', un nuevo penalti, tras un soberbio pase de Petrovic a Sadiq, este fue derribado de forma clara, clamorosa, por Aitor Sanz, y el Tenerife concedió su segunda pena máxima de la noche.
Fue el propio Sadiq quien lo tiró, y ni lo celebró, porque se empeñó en ser él el lanzador y Ortolà estuvo a punto de detenérselo. Ahí ya sí que se terminó el partido para el Tenerife.
El Almería cerró filas, y aunque dejó hacer a su rival, hizo todo lo posible para que no se jugase a nada, pero aún así el Tenerife lo intentó hasta el final, hasta que el pitido del colegiado selló una vez más su destino.
El cuadro indálico ya es quinto, y está a solo tres puntos del líder, lo que demuestra lo apretada que está la lucha por el ascenso directo este año. El Tenerife se queda en decimoséptima posición, con los tres puntos de ventaja sobre el descenso que tenía al comienzo de la jornada.