Misión cumplida, medio pase en el bolsillo y a preparar el partido de vuelta en casa. Es el mejor resumen del partido que hizo el Villarreal en tierras ucranianas ante el Dinamo de Kiev. La cita de ida de octavos de final de la Europa League se solventa con seriedad, solidez y profesionalidad.
La mayor capacidad para descoser la defensa contraria fue lo que marcó la diferencia. Hubo tramos de cuerpo a cuerpo, de cara a cara, sobre todo en los minutos iniciales, en los que cualquiera de los dos equipos pudo marcar, pero nunca los de Lucescu.
El acierto tomó color 'groguet'. En sus internadas, los de Unai Emery, ya fuera jugando con aquello de mover la bola de una banda a la otra o con pases filtrados, encontraban con más facilidad la manera de detectar un hueco, explotarlo y poner en apuros a Bushchan.
De ahí nacieron, de hecho, los dos goles del partido, que evidenciaron que el Villarreal no solo estaba siendo superior, sino que estaba más metido en el choque. La defensa del Dinamo de Kiev se durmió en un par de segundas jugadas que, a la postre, costaron la caída.
Dos torres y jaque al Dinamo
Pau Torres y Raúl Albiol fueron los encargados de elucubrar el resultado final. El '4', a la media hora de juego, se posicionó perfectamente, no como sus homólogos, en el segundo palo a la continuación de un saque de esquina repelido por la zaga para recibir un balón raso de Gerard Moreno y mandarlo a la red.
El '3', más rápido y más atento que Zabarnyi y Syrota, pescó el rechace de un testarazo de Gerard -partidazo del '7'- que había dejado muerto en su área Bushchan en el 52'. Con instinto de delantero puro, lo mandó a la parte alta de la red para que el cancerbero no tuviera opción alguna de negarle el 0-2.
Entre un tanto y el otro, el Villarreal dio un pasito atrás que fue, quizá, la peor decisión que pudo tomar Unai Emery, aunque, al final, todo saliera bien. En los compases previos al descanso, el Dinamo encontró sus mejores ocasiones para empatar, sobre todo en un Rodrigues 'fallón' que no pudo con Rulli.
Sin chispa no hay gol
A los de Lucescu les faltó chispa. Suena simple, pero lo cierto es que el Villarreal venció porque jugó mejor al fútbol y porque aprovechó mejor sus oportunidades. El cuadro ucraniano ni supo contener las acometidas españolas, de mayor calidad y profundidad, ni corrigió sus faltas de concentración en segundas jugadas.
El equipo dispuso de los espacios más prometedores al balcón del descanso y en el tramo final. En este, los de Unai Emery, bien asentados ya para cerrar el 0-2 o incluso ampliarlo -Bacca pudo hacerlo en un mano a mano y Paco Alcácer, en un control que se le fue largo en el área-, dejaban ver algunas grietas, no graves, fruto del comprensible cansancio.
Pero ni por esas ni explotando algún que otro error de un Capoué que pecó de parsimonia en ciertos controles en la zona medular pudo el Dinamo de Kiev hacer daño. Tocará una machada en La Cerámica o dejar paso al 'submarino amarillo' , que vuelve a casa con medio billete en el bolsillo.