El Villarreal se complicó el pase a los cuartos de final de la Conference League en Bruselas. Después de tener el partido controlado, un zapatazo de Dreyer obliga al 'submarino amarillo' a definir la eliminatoria en el encuentro de vuelta en La Cerámica y ante su público.
La escuadra amarilla empezó tanteando al Anderlecht, pero rápidamente se hizo con el control de la pelota en el centro del campo. Setién sacó un once sorpresivo con Pascual en el ataque y jugadores en el banquillo como Albiol, Pau Torres, Lo Celso o Yéremy Pino.
Eso sí, el equipo belga metió el miedo en el cuerpo con el gol anulado a los cinco minutos. Un balón a la espalda de la defensa fue controlado por un Raman que batió a Pepe Reina con un disparo raso. Sin embargo, el atacante partió en una posición de claro fuera de juego.
Luego, los protagonistas fueron Chukwueze y Morales, que hicieron diabluras por la banda. Sobre todo el nigeriano, que volvió loco al lateral zurdo con sus internadas. Precisamente, en una de ellas llegó el primer tanto del encuentro, que lo hizo Manu Trigueros.
El extremo recibió una pelota después de que Álex Baena condujera un contragolpe desde su portería. Al levantar la cabeza, vio completamente solo en el segundo palo al '14', que le dio tiempo a controlar con el pecho y batir por el palo corto a Verbruggen con una volea.
Ya en el final de la primera mitad, Pepe Reina a punto estuvo de liarla cuando se la regaló a Raman. Por suerte, todo acabó bien para el Villarreal. La segunda mitad empezó igual que terminó la primera, con un equipo visitante dominando, pero sin provocar mucho peligro.
Algo que sí hicieron tanto Raman como Amuzu, que fueron auténticos quebraderos de cabeza para la zaga de Setién. No obstante, el jarro de agua frío llegó por parte de Dreyer, que clavó un latigazo con la zurda desde su casa en el 57' para firmar el empate.
A partir de este momento, las piernas empezaron a flojear en el equipo amarillo y los nervios aparecieron. El que también apareció fue Pepe Reina, que mantuvo el cerrojo echado y despejó todas las llegadas del conjunto local, que se llenó de valentía sobre el verde.
Los cambios provocaron que el ritmo decreciera y la última estuvo en las botas de Gerard Moreno y Lo Celso, que no conectaron el remate en una jugada llena de rebotes. A un día de convertirse en centenario, el 'submarino amarillo' se quedó sin regalo y tendrá que sentenciar en La Cerámica.