Nadie sabe qué va a pasar con Griezmann. Posiblemente, ni el propio futbolista tenga aún decidido lo que hacer con su futuro. Las dudas son inmensas: dejar el equipo que le ha puesto en la misma mesa de los 'cracks' mundiales o pasar a engrosar la plantilla del Barça, compartir vestuario con Messi y compañía. Aspirar a lo máximo.
A pesar de los últimos pitos recibidos, Griezmann sigue dándole vueltas al coco. De hecho, Godín se acercó a la grada en el último partido del Atleti y fue conciso con su afición: "Se va a quedar". Una manera de influir en su compañero, de hacerle ver que el Atleti sigue siendo su sitio.
El problema es, según han informado en los últimos tiempos los medios más cercanos al Barcelona, que 'Grizzi' tiene apalabrado su pase al Barça desde hace semanas. No está firmado, pero el acuerdo es real. Tan real como que puede romperse en cuestión de minutos, algo que pone a temblar en el Barça.
Mientras 'Sport' apostilla esta situación, 'Mundo Deportivo' asegura que en el club 'culé' confían en la palabra de Griezmann, que en los últimos días ha preferido quitarse del foco después de lo vivido en el Wanda ante el Eibar. Los pitos, que acabaron en lágrimas, han obligado a Griezmann a apartarse de la presión.
Sólo así encontrará la solución correcta, aunque desde diversos sectores del Atlético le piden que dé la cara públicamente. No lo hizo en la celebración de la Europa League, quizá no era el momento, pero eso no hizo sino tensar aún más la cuerda.
El Mundial está a la vuelta de la esquina y, en principio, Griezmann querría tener solventado su futuro antes de la cita de Rusia. Al menos, en su cabeza, ya que el Barça no abonaría su cláusula hasta el próximo 1 de julio, fecha en la que la cláusula del jugador pasará de nuevo a 100 millones de euros.