Dybala da a la Juve un triunfo que se antojaba sencillo y que terminó siendo agónico

La primera mitad y la segunda fueron dos partidos completamente distintos. Nada que ver una parte con la otra. La Juve salió al campo con ganas de sentenciar el partido por la vía rápida, acosando y asediando la meta de Consigli, pero no era capaz de ver puerta.

Las ocasiones de peligro comenzaron muy temprano. Tan pronto como que a los 30 segundos Dybala hizo estirarse al meta rival para evitar que su trallazo se colase por la escuadra.

Ésa fue la tónica general del primer tiempo: posesión y disparos lejanos, sobre todo desde fuera del área grande. Meterse en el área rival suponía perder el balón.

En una de esas, sin embargo, llegó el primer y único tanto del partido. Juan Cuadrado hizo añicos la cintura de Acerbi en el lateral del área, pasó raso a Dybala y éste la puso con rosca, pegada al palo largo de Consigli, inalcanzable para el cancerbero.

Y ese gol estuvo a punto de sentenciar a la Juve. Le cambió el espíritu. No parecía el mismo equipo.

Tras el descanso, esa sensación se acentuó, sobre todo porque el Sassuolo vio en el todopoderoso equipo de Turín un gigante herido. Sansone lo intentó de todas formas y colores, pero no hubo modo.

Tras 45 minutos de auténtico agobio, ni dando entrada a Pogba la Juve pudo ser la que fue en la primera mitad. Pero Buffon logró mantener su meta a cero, y ya ha superado a Zoff en minutos imbatido. Está a tres del mítico Rossi. Y la Juve suma tres puntos más de cara a su quinto Scudetto consecutivo.