Paulo Dybala está haciendo exactamente lo que debe en la Roma: ser fundamental. En la tardenoche de este domingo, el equipo 'giallorosso' estuvo a punto de perder contra un Sassuolo que está varios escalones por debajo en la clasificación y que terminó cayendo merced a un cuarto de hora delicioso por parte del argentino. Con un gol y una asistencia, llevó a los suyos a ganar aprovechando que estaban con uno más en el campo.
El origen de la remontada está en una tarjeta roja directa que vio Daniel Boloca en el minuto 63 por clavarle los tacos en el tobillo a un rival. De ahí en adelante, el combinado del Coliseo se supo mucho mejor hasta el punto de orquestrar una lluvia de balones sobre la meta local. En una de las internadas visitantes, la zaga anfitriona propició una pena máxima que el delantero explotó en fin de obrar las tablas.
Tan solo 6 minutos después, conducía la pelota por la banda derecha cuando se dio cuenta de que Kristensen amenazaba con colarse en la caja opositora, así que le facilitó la posesión con un toque de tacón sublime. Sin apenas mirar, le regaló varios metros para que engatillara y chutara con la fortuna de que el esférico dio en el cuerpo de un defensa, sobrevolara la posición del guardameta, Consigli, y acabara en el fondo de las mallas.
La buena imagen de Dybala contrastó con la poca trascendencia de Lukaku en esta remontada. Esto no quiere decir que el belga no sea tan importante como su socio en la dupla ofensiva que José Mourinho tiene entre manos esta temporada, pero es cierto que da la sensación de que es el ex de la Juventus el que está tomando las riendas cuando la situación se complica. En su primer curso en Roma, el argentino firmó 18 goles en 38 partidos.