Victoria inapelable del Almería en un campo muy difícil, un Municipal de Anduva donde este año el Mirandés se está dejando muchos más puntos de lo que cualquiera desea.
Se esperaba que fuera un duelo intenso e igualado, pero el Almería supo contener muy bien a su rival desde el primer minuto, y someterlo a su voluntad. Como resultado, sus llegadas fueron una constante, y no tardó en recoger los frutos de esa actitud.
Dyego Sousa firmó un partido perfecto, de diez. Anotó tres goles y dio otro más. Cada balón que tocó en zona de peligro acabó en el fondo de las redes. Y ante eso, ante un jugador de dulce, con un acierto perfecto, poco se puede hacer.
En el 5' hizo su primer gol, en la primera llegada de verdadero peligro del Almería. El tanto no minó el ánimo del Mirandés, pero le faltaba claridad de ideas.
Y como no era capaz de darle pausa al juego y tener el control del balón, el conjunto del norte de Burgos no fue capaz de elaborar como a Lolo Escobar le hubiera gustado.
El dominio del Almería era total, y en el 23' Dyego Sousa se reafirmó como reemplazo de lujo de Umar Sadiq con el segundo gol, este a pase de Centelles.
Y si bien el Mirandés había logrado recomponerse al primer gol y también al segundo, el tercero, el cual lo marcó el Almería en el 26', ya fue demasiado. Este fue el gol que no marcó Dyego Sousa, pero se lo sirvió en bandeja a Arnau Puigmal.
Lolo Escobar tuvo paciencia, y no se precipitó a la hora de hacer cambios. Esperó al descanso, a hablar con sus jugadores e intercambiar pareceres, para efectuarlos.
Y entre los cambios, sobre todo la entrada de Íñigo Vicente, y la charla, el Mirandés salió revitalizado a Anduva... para recibir el cuarto gol en el 53', de nuevo por cortesía de Dyego Sousa, quien se llevó el balón a casa.
Sin embargo, aunque el Mirandés jugaba sin red, sin nada que perder, y con un resultado muy adverso, no le perdió la cara al partido. Y, como resultado, alcanzó a marcar el gol del honor.
Lo hizo Íñigo Vicente, el jugador que resultó diferencial en la segunda parte, de penalti, una pena máxima que él mismo forzó.
En los minutos finales merodeó el Mirandés un segundo tanto, y llegó a anotarlo, Chumi en su propia puerta, pero el gol fue anulado por fuera de juego de Carreira.
Cayó el Mirandés, y si uno solo atiende al marcador, lo hizo con estrépito. Pero lo hizo ante un rival diseñado, un año más, para ascender, con una plantilla tremenda. Y lo hizo dando la cara, a pesar de la adversidad. Demostró que sabe luchar, pero también que tiene que mejorar en faceta defensiva, porque ya es el más goleado de Segunda.