Echó el cierre la Eurocopa de Francia y lo hizo con la decepción monumental del equipo anfitrión, Francia, y el triunfo de un equipo luso que sufrió lo indecible para sumar su primer título continental.
Portugal tuvo que luchar contra viento y marea para llevarse el partido, más aún después de la lesión de su gran estrella y guía, Cristiano Ronaldo, pero lo hizo con el triunfo de un seleccionador que tuvo siempre claro qué hacer en contraste a la pésima dirección técnica que ofreció enfrente Didier Deschamps.
Lesión decisiva.
Y es que Fernando Santos supo tirar al equipo atrás tras el adiós de Cristiano y también supo cuándo arriesgar para buscar el partido con un cambio ofensivo cuando todo el mundo esperaba un relevo más defensivo para aguantar el 0-0.
Francia, como en anteriores encuentros, había comenzado el choque como un torbellino. Los galos encerraron a Portugal en su área y presionaron la salida de balón de los ibéricos, no dejándoles pasar prácticamente del centro del campo.
El poderío físico de Sissoko se imponía y Griezmann comandaba cada ataque galo con mucha destreza, pero Rui Patrício comenzaba su recital de paradas con una mano espectacular a cabezazo del jugador del Atlético de Madrid para mantener a los suyos con vida.
Contra Alemania el dominio inicial les duró apenas un puñado de minutos, pero ante Portugal esta superioridad física se mantenía y tuvo que ser una acción desafortunada la que cortara el ritmo de los galos. Cristiano no podía continuar tras un choque con Payet y entre su salida y sus intentos de recuperación el dominio francés se esfumó.
Sustituido Cristiano por Quaresma, Portugal pasó a jugar con un solo punta y entregó aún más el balón a los de Deschamps, que sin embargo sólo superion qué hacer con él en una acción de Sissoko. El del Newcastle, mejor jugador de la primera mitad, se inventó un gran remate y chutó con violencia para que Rui Patrício volviera a intervenir con acierto.
Miedo a perder en la reanudación.
El partido se fue al descanso y Francia empezó a tener cada vez más miedo de las contras de Portugal, mientras que los lusos siguieron confiando en la clásica acción aislada que les resolviera la papeleta.
El paso de los minutos hizo mella en el estado físico de ambos conjuntos y Fernando Santos supo ver algo que prácticamente todo el mundo consideró una locura y retiró a un centrocampista, Renato Sanches, para dar entrada a un delantero, Éder. Portugal no salía de su área y nos preguntábamos qué iba a poder aportar un delantero frente al despliegue físico de un, eso sí desdibujado, joven Renato Sanches.
El tiempo nos daría la respuesta en la prórroga, pero antes asistimos a un par de nuevas paradas de Rui Patrício ante Giroud y Griezmann y, sobre todo, a la principal acción de mérito de Lloris, al evitar el tanto en un centro-chut de Nani desde la derecha.
Con la prórroga en el horizonte, Gignac -sustituto de Giroud- pudo haberse convertido en el héroe galo en el descuento, pero tras romper a Pepe en el área pequeña se encontró con el poste de Rui Patrício.
Éder encuentra la llave.
Tras el sobresalto, el encuentro se fue al tiempo extra, donde aumentó el miedo a perder y Francia comenzó a pensar seriamente en firmar los penaltis. Un lanzamiento de falta de Guerreiro al larguero de Lloris reforzó esa idea, que terminó por convertirse en una súplica tras el latigazo de Éder.
El atacante portugués, sin sitio en el Swansea y con discreto paso por la Ligue 1 en el Lille esta temporada, acabó por entrar en la historia de Portugal con un chut seco desde la frontal ante el que nada pudo hacer Lloris.
Portugal, que supo cómo jugar sus cartas mejor que Francia, suma su primera Eurocopa y Pepe y Cristiano Ronaldo se hacen con un doblete histórico en Europa gracias al menos esperado de los actores que intervinieron en la final. A Francia sólo le queda llorar la final perdida en casa y soñar con un técnico menos miedoso para el Mundial de Rusia. Pero eso ya será dentro de 2 años, ahora es el momento de Portugal.